224 RAFAEL PALACIO RAMOS
«restablecer el orden general, hacer que las justicias sean obedecidas, la
religión y sus ministros respetados, y las partidas de guerrilla y demás soldados
reducidos al número y disciplina que exige la verdadera defensa de una
causa tan sagrada y justa», lo que prueba el grave problema de orden público
que en esas fechas ocasionaban en la provincia los desertores y las partidas
no sometidas a autoridad111.
Varios de los propuestos para vocales rehusaron por miedo a las
consecuencias para ellos y sus familias y finalmente aceptaron Villanueva,
Francisco Solano Ortiz y Antonio García. Para no provocar la inmediata
represalia francesa se ideó sacarlos «de sus respectivas casas con el aparato
de arrestados y arrancados por partidas»112.
Sin embargo, en el caso de Solano esta añagaza no tuvo éxito. Este
prominente abogado trasmerano presentó el 1 de enero de 1811 a Renovales
un plan «en el que ofrecía armar y equipar de todo los necesario tres compañías
con el nombre de Columna Fija de Cantabria, cuyo instituto, después
de obrar ofensiva y defensivamente sobre los enemigos, sería limpiar la
Provincia de un sinnúmero de bandidos que la infectaban», lo que sin duda
llamó la atención del mariscal, quien en consecuencia le propuso integrarse
en la Junta113.
Solano había sido tentado por los josefinos con varios cargos, que
rechazó, pero el 27 de febrero de 1811 fue nombrado Secretario General
del 4º Gobierno militar, ordenándosele trasladarse de inmediato a Vitoria
bajo de pena de embargo de todos sus bienes y encarcelamiento en Bayona.
No tuvo más remedio entonces que preparar su marcha a Liébana; se puso
en contacto con Campillo para simular su detención «como sospechoso de
afrancesado e infidente» y de inmediato la Junta lo nombró vocal (el 4 de
marzo). De este modo, dos días después fue «detenido» y trasladado a Potes,
aunque los franceses no cayeron en la trampa y, tras saquearlas, destruyeron
todas sus propiedades en Meruelo114.
Al tomar posesión del territorio lebaniego, Porlier no pudo sino asumir
la existencia de la Junta de Defensa con todo su aparato administrativo, y en
mayo aceptó la presidencia «con la calidad de que fuese de la aprobación del
Gobierno». En esos momentos la corporación estaba compuesta por Julián
Bringas, vicepresidente, José de la Pedrueca Cantolla, secretario, y los vocales
García, Villanueva, Cosío y Solano; mostrando una notable capacidad
111 Tomasa a Mahy. Potes, 8-4-1811. AGMM, CDB, 20, 58.
112 Véase cómo se realizó con Villanueva en SOLANA G. CAMINO, Marcial, 1975, pp.
109-110. En su caso, y en el de Solano, el cooperante fue López Campillo.
113 Pliego de descargo de su abogado Juan Fernández Trapiella. Oviedo, 24-10-1811.
AHN, CON, 11989, 11.
114 AZCUÉNAGA VIERNA, Juan: en línea.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 224-230. ISSN: 0482-5748