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LAS INCURSIONES GALAICO LEONESAS A COMIENZOS DEL SIGLO X... 125
unos sesenta kilómetros, cuarenta de ellos de noche o casi, lo que prácticamente
era el límite de la capacidad de hombres y caballos. Cualquier fallo o
error echaría abajo el golpe de mano y dicho fallo podía surgir de cualquiera
de los factores.
La avanzada cruzó el río Guadiana al anochecer, aunque, a pesar
de lo dicho en la crónica, es posible que lo hiciese antes, tanto por seguridad
como por cálculo de tiempo. Debieron efectuar alguna detención para
reorganizarse y descansar un poco para reiniciar la marcha aún con luz
y poder ganar distancia antes de que fuera noche cerrada cuando el guía
Ibn al Risi, cuyo nombre nos proporciona la crónica29, bereber de la tribu
Masmuda, se confabuló con su compañero, de la misma procedencia y, en
vez de conducir a los guerreros cristianos por el llano que constituye la
orilla izquierda del Guadiana, acortando los meandros del río, los condujo
un poco hacia el Sur, internándolos en las sierras, posiblemente por la zona
de Oliva de Mérida y La Zarza. Hay que preguntarse si realmente fue una
traición o los guías se desviaron perdiéndose ellos y sus seguidores. A la
mañana siguiente todavía estaban dando vueltas por la zona. Era imposible
acercarse sin ser detectados de lejos y quizá la ciudad estaba avisada, por
lo que todo el plan se había venido abajo. Allí los encontró el rey Ordoño II
durante el día. Había cruzado el Guadiana por el mismo punto y se dirigía
hacia Mérida cuando halló a su vanguardia, que probablemente había dejado
algún grupo para que funcionara como enlace con el grueso una vez que
este cruzara el río. Los encontró destrozados de cansancio, tanto a hombres
como a caballos. Descansaron aquel día y, como ya habían perdido
su objetivo inicial, el rey decidió realizar una incursión de saqueo por toda
la zona, dirigiéndose hacia el Este, hacia Medellín y Magacela. También
ordenó decapitar a los guías que habían causado el fracaso inicial, pues, al
parecer, no quedó satisfecho con sus explicaciones y consideró que su error
se debía a traición. Este es un punto discutible, a pesar de lo que dicen las
crónicas, pues los tiempos y recorridos estaban tan ajustados que cualquier
error llevaría, tal y como ocurrió, a la cancelación de la operación. No obstante,
es posible que los guías confesaran para hacer alarde de su hazaña y
quedar como mártires, aunque solo lo harían al día siguiente y aún tuvieron
tiempo de conducir a los cristianos hacia la zona de Medellín. La voz de
alarma se debía haber corrido por la comarca. Por eso mismo, el rey Ordoño
no encontró resistencia. Los habitantes huyeron, abandonando incluso
las fortalezas. Por ello, el botín no pudo ser muy grande, reduciéndose quizá
a algunos cautivos y ganado. Desde esta zona, la hueste se dirigió hacia
Mérida, pasando por Alanje.
29 Ibn Hayyan de Córdoba: op. Cit., p. 101.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 125-142. ISSN: 0482-5748