1870. LA ANEXIÓN DE ROMA POR EL EJÉRCITO ITALIANO 271
la artillería situada en el frente principal. Contra estas 54 piezas bien poco
podían hacer los 13 cañones papalinos de menor calibre y algunos un tanto
obsoletos. En pocas horas muchos quedaron fuera de servicio.
Como queda dicho, la defensa de este sector corría a cargo del coronel
Allet, desde el Tiber hasta la puerta Pía, y desde esta por la derecha dependía
del coronel Jeannerat. Tomando por centro la puerta Pía, su izquierda
estaba defendida por zuavos y su derecha por zuavos, carabineros y una
compañía de infantería de línea. Como avanzadilla, una sección de zuavos
y una compañía de carabineros ocupaban los jardines de villa Patrizi. Estos
con sus tiros no dejaban de incomodar a los artilleros italianos, por lo que
Cadorna envió contra ellos un batallón de bersaglieri obligándoles a retirarse
al interior de la ciudad. Pero también la artillería italiana se vio forzada
a replegarse. Los artilleros habían adelantado sus piezas, pero el fuego de
fusilería de los papalinos apostados a la derecha de la puerta Pía les hizo recular.
Primero a 800 metros, pero después aún lo hicieron más atrás, a 1200
metros de distancia, para estar fuera del alcance de sus fusiles.
No obstante, la potencia de fuego italiana no podía más que imponerse
y a las 8’45 h., después de tres horas y media de bombardeo, consiguieron
abatir una parte de la muralla, aun impracticable para la infantería pero clara
y seriamente dañada. Recibida la noticia en el cuartel general pontificio, el
general Kanzler acudió a la sede del Comité de Defensa, situado en plaza
Colonna. Como indica Vigevano, muy probablemente quería compartir la
trágica decisión de alzar la bandera blanca siguiendo las instrucciones recibidas
por Pío IX el día anterior o, por el contrario, continuar la defensa
que su sentido del honor y orgullo militar le impelía. Resolución que irremediablemente
conduciría a sus hombres a una lucha cuerpo a cuerpo, a la
bayoneta. En ese momento llegó el general Zappi asegurando que podían
continuar resistiendo. Para cerciorarse de la situación, se mandó al coronel
de ingenieros Landa y al comandante de estado mayor Rivalta. A las 9’10
estaban de vuelta asegurando que la brecha era franqueable y el asalto final
inminente. Así pues se determinó alzar la bandera blanca y enviar parlamentarios
al campo enemigo para iniciar tratativas de rendición86.
Mientras tanto, en el frente italiano, el general Cadorna ordenó suspender
el fuego de artillería a las 9’45 e iniciar el asalto de la infantería.
Desde villa Patrizi, el 39º regimiento de infantería se lanzó contra la puerta
Pía apoyado por el 35º batallón de bersaglieri. Y sobre la brecha se abalanzaron
la columna de la derecha de la 12ª división y la columna izquierda de
la 11ª división.
86 VIGEVANO, A.: Op. Cit., pp. 583-584; 562-5565.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 271-288. ISSN: 0482-5748