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70 PILAR CABEZÓN PÉREZ
España. Hasta como apóstol tiene el médico aquí su misión muy elevada y
nobilísima, la misión de educar y enseñar a estas gentes los medios que la
ciencia nos da para conservar y alargar la vida»19.
De la misma manera, Ignacio Iribarren Cuartero, en sus «Anotaciones
de un médico militar en el Rif»20, habiendo sido destinado a la cabila de
Beni-Said donde inicia un exhaustivo estudio de los usos y costumbres del
rifeño rural nos relata como el ejercicio de la medicina en este ambiente fue
un poco duro al principio debido a la idiosincrasia de sus gentes y a la desconfianza
que poco a poco fueron perdiendo los lugareños tras la paciencia
y mano izquierda de sus doctores. Hace un detallado análisis de las enfermedades
más comunes entre ellos y sus tratamientos. También Víctor Ruiz Albéniz
(el Tebib Arruni) durante los ocho meses que permaneció en el interior
del Rif nos resume cómo tuvo la ocasión de estudiar los usos y costumbres
de los indígenas, sin poseer ni siquiera un arma. Lo único que respetaban los
rifeños era «el agradecimiento al dolor mitigado, a la enfermedad curada,
al retorno a la salud y al vigor»21.
61. Curandero haciendo una sangría en el zoco. Carlos Lázaro Muñoz.
Gelatina sobre papel baritado, ca. 1925, AGMM F. 13678
19 MARTÍNEL ALBIAL, J.M. y GRANDA ORIVE, J.L.: Artículo especial: «Homenaje a
un científico: el doctor D. José Lambea. 80 años de historia de un Servicio de Neumología
», en Revista de Patología Respiratoria, vol. 11, nº 3, julio-septiembre 2008.
20 IRIBARREN CUARTERO, Ignacio: Anotaciones de un médico militar en el Rif. Memoria
del doctorado en medicina presentada en la Universidad Central de Madrid, en 1940.
21 RUIZ ALBÉNIZ: op. cit., p. 50.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 70-84. ISSN: 0482-5748