dos, organizar las fotografías, cambiar las
cortinas del salón, ordenar el trastero y
muchas cosas más.
Y al mismo tiempo, seguro que la gente
habrá aprendido a luchar contra el mal que
puede aparecer cuando se lleva mucho tiempo
encerrado entre las paredes de una casa,
sometido a una lógica rutina para evitar que
el confinamiento se convierta en algo caótico.
Es ese mal que los marinos llamamos
«mamparitis» y que conocemos tan bien. Se
presenta cuando la gente tiene que vivir
durante bastante tiempo en un espacio más o
menos reducido y repitiendo la misma rutina,
lo cual produce una acusada irritabilidad por
pequeños detalles o conduce a la celebración
desmesurada de acontecimientos irrelevantes.
El nombre de «mamparitis» procede de vivir
dentro de los barcos, en compartimentos delimitados
por mamparos, que son las chapas
metálicas que separan unos espacios de otros;
para que nos entendamos, son como las
«paredes» de los barcos.
Comentario final
Como decía más arriba, cuando usted lea
este artículo, estimado lector, posiblemente
sea agosto de 2020. A lo mejor el coronavirus
y la crisis que desató se han marchado. Y
Sello emitido en 2020 por Irán dedicado a los
héroes nacionales en la lucha contra el coronavirus.
puede que ya haya disfrutado de sus vacaciones
de verano, o a lo mejor se encuentre
ahora en la playa, en la montaña, en el campo
o ha regresado a su pueblo, a donde no pudo
ir en Semana Santa. Pero seguramente lo que
no se ha marchado es el recuerdo que ha dejado
el coronavirus, y puede que tampoco se
haya ido el temor a que regrese. Tras esta
crisis las cosas van a ser diferentes. Supongo
que el que más y el que menos ha tomado
nota de su propia fragilidad y de la inseguridad
en la que nos movemos dentro de un
mundo que creíamos totalmente seguro.
LA MAR EN LA FILATELIA
Mercante en un puerto polaco.
164 Julio