HACIA UN CAMBIO
DE MODELO
enemigo para que la lucha no se desarrolle en suelo
estadounidense.
A bordo en la mar, tras el ocaso
Luis DE MEDINA REDONDO
Es función de la Marina el llevar la guerra al
Almirante US Navy Chester W. Nimitz
IN luna ni estrellas, la noche era negra como el
carbón. Desde el alerón del puente, el almirante
contempló las nubes que cubrían el cielo, deseando
le ocultasen de los satélites del enemigo.
Sabía que era mucho pedir, pero tampoco podía
hacer más a esas alturas.
Había sido un día largo, de tediosas reuniones
con su Estado Mayor, con el jefe del ala embarcada
y con el comandante del portaviones. Se
había revisado toda la secuencia de acciones y
tomado decisiones sobre los últimos asuntos
pendientes. Un día largo pero necesario para
asegurarse de que la operación se llevaría a cabo
con las máximas garantías de éxito. Todo estaba
prácticamente listo.
En poco más de 30 horas, los objetivos quedarían dentro del alcance de sus
aviones. Se había descartado la idea de utilizar relleno en vuelo con aviones
cisterna basados en Japón ante el riesgo de que las perturbaciones del GPS
impidiesen que las aeronaves se encontraran. Aun así, tenía una gran confianza
en que sus pilotos serían capaces de alcanzar todos sus objetivos. Las innumerables
horas de adiestramiento en la base y durante el tránsito ofrecían
garantías suficientes para creerlo. Es cierto que le hubiera gustado disponer
también de misiles Tomahawk, pero la necesidad de proteger al portaviones
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