El U-35 en Cartagena, junio de 1916. (Fotografía facilitada por el autor).
Los tripulantes del U-35 paseaban diariamente
por las calles de Cartagena e incluso,
según cuentan las crónicas de la época, recibían
vítores de algunos ciudadanos, ajenos
(se sabría después) a que ese submarino ya
había hundido (y seguiría haciéndolo) buques
mercantes españoles, a pesar de que nuestra
nación era «no beligerante». El caso es que
un día el propio comandante Arnauld, en
plena calle, debió de recibir algún comentario
de un viandante que le agradó, y su reacción
fue echarse mano al bolsillo de su uniforme y
sacar una foto de su submarino para regalársela
a esa persona que, por lo visto, le había
caído bien. Pero no solo le obsequió con la
foto, sino que se la firmó en la parte trasera,
lo que la convierte en una pieza de colección
digna de un museo.
El comandante Arnauld sobreviviría a la
Gran Guerra y, años después, durante el
transcurso de la Segunda Guerra Mundial y
siendo vicealmirante, murió en accidente de
aviación en suelo francés, cuando se estrelló
el 14 de febrero de 1941 en Le Bourget, en
las proximidades de París, mientras volaba
desde Alemania para tomar el mando de los
buques de la zona sur de Francia.
Diego QUEVEDO CARMONA
Alférez de navío (Retirado)
CULTURA NAVAL
194 Julio