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tecnológico de radioterapia y electromedicina
puntera incluso con una escuela de radioterapia
utilizando los cursos por correspondencia que él
conocía muy bien.
La construcción tuvo muchas difi cultades que
se fueron solventando con el tesón de Mónico
como la construcción de un sistema de distribu-ción
de aguas o la instalación de una Central
Eléctrica que dio luz al laboratorio y a todo el
pueblo. Finalmente se construyeron el laborato-rio,
una casa para el guarda y la Central eléc-trica.
Las obras del laboratorio dinamizaron la
economía de una zona poco desarrollada dan-do
trabajo a muchos de sus habitantes e inclu-so
motivó el que tuviera que traer trabajadores
extranjeros especializados como sopladores de
vidrio de Alemania para la elaboración de tubos
de laboratorio.
El inicio de la Gran Guerra signifi có un impulso
y un reto a la producción del laboratorio, ya que
era un efi caz medio para diagnosticar ayudando
a los médicos a detectar las balas y la metralla
suavizando el sufrimiento de muchos soldados
heridos. El prestigio adquirido por Mónico Sán-chez
en diferentes congresos y ferias de Radio-logía
como la de Paris, motivó que el servicio ra-diológico
militar del Ejército Francés ubicado en
Burdeos, diera el visto bueno a la compra de se-senta
aparatos de rayos X para sus ambulancias
Ambulancia del ejército francés con equipamiento radiológico
y hospitales de campaña.
En esos años se iniciaron los reconocimientos
hacia la labor de Sánchez ya que en 1914 reci-bió
la Medalla de Oro de Ciudad Real. En 1916
el edifi cio central del laboratorio estaba a pleno
rendimiento y la década de los años veinte fue
el periodo de mayor actividad con pedidos de
aparatos por parte de gabinetes, universidades
y consultas médicas de toda España y países de
Europa como Francia o Alemania. Ello motivó
buenos sueldos e incluso la presencia de la mujer
en algunos puestos (taller costura, barnizado de
muebles etc.). El equipo humano del laboratorio
lo formaban excelentes profesionales que ade-más
eran amigos y familia de Mónico. El doctor
Ruiz Ibarra estaba encargado de la electromedi-cina
y de la gestión de los cursos a los médicos, la
dirección técnica la llevaba su primo Juan Mota
Alegría y la administración su sobrino Abel Medi-na.
El laboratorio de Sánchez estuvo funcionan-do
durante varias décadas teniendo reconoci-mientos
como la Medalla de Oro de la Exposición
Universal de Barcelona de 1929 y su presencia
con sus conferencias era fundamental en foros
tecnológicos e incluso llegó a ser Presidente de
la Cámara de Comercio de Ciudad Real y tener
calles dedicadas a su persona. Digamos que ese
momento se puede considerar la cima del éxito y
prestigio de nuestro personaje.
El declive de su laboratorio le vino poco a
poco en los años treinta por el avance tecnológi-co
con modelos más evolucionados. Ya en 1934
parte del laboratorio se arrendó para otros usos
y en la Guerra Civil, el Gobierno de la República
incautó las instalaciones y actividades del labo-ratorio.
Después de la II Guerra Mundial, el aisla-miento
internacional, con la autarquía franquista,
difi cultó la llegada de materiales y repuestos, casi
todos de importación. La posguerra acrecentó
las difi cultades económicas de una familia nume-rosa
de seis hijos, que había perdido a su esposa
y cinco hijos, entre ellos el mayor, continuador del
proyecto. En 1961 murió Mónico Sánchez con 81
años, cerrándose el laboratorio.
Abril - 2020 Armas y Cuerpos Nº 143 109