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Soldados tágalos
Bombardeo en la Bahía de Turán
Comienzo de la contienda
En la mañana del 1 de septiembre la artillería
embarcada abrió fuego contra los fuertes defen-sivos
de la bahía destruyendo las baterías anna-mitas.
Esta acción posibilitó el desembarco de los
primeros ochocientos hombres que tras conquis-tar
los fuertes de la costa sur, tomaron las posicio-nes
y montaron un campamento base.
Según fuentes francesas durante los primeros
enfrentamientos por la toma del territorio que ro-deaba
la bahía de Turán, los franceses perdieron
seis hombres y veinte resultaron heridos, mientras
que los españoles perdieron a nueve, incluido un
capitán, y cuarenta heridos.
El día 13 de septiembre se unieron a la expe-dición
las restantes fuerzas españolas prometidas
desde Madrid. El número de soldados españoles
ascendía en este momento a los 1.500 efectivos
y 12 navíos.
El jefe de la expedición francesa, en lugar de
aprovechar el momento y la desorientación de
las tropas Annamitas y avanzar con destino a la
capital Hué a tan solo 60 Km., como le habían
indicado los militares españoles, envió un ultimá-tum
al emperador Tu Duc, quedando a la espe-ra
de contestación en Turán. Respecto al tiempo
que se perdió, el Teniente Coronel Olabe escribió:
“Meses y meses pasaron construyendo baterías,
removiendo tierra como si nos hallásemos en el
frente de Sebastopol, y perdiendo por el clima y
lo rudo de los trabajos cuatro veces más soldados
de los que se hubiesen sacrifi cado en la toma de
Hué”.
Este inmovilismo fue aprovechado por las tro-pas
annamitas para reorganizarse y plantear su
defensa, comenzando una lucha estática. La
costa estaba controlada por los franco-españo-les,
pero la superioridad de armamento y las tác-ticas
europeas no valían en la selva tropical del
interior.
Las incursiones en territorio enemigo en busca
de alimentos frescos eran continuas por parte de
españoles y franceses para conseguir vacas, cer-dos,
pollos, arroz, legumbres y fruta, necesarios
para prevenir enfermedades como el escorbuto;
pero también cuentan que si era necesario co-mían
hasta ratas, muy apreciadas por nuestros
soldados “tagalos”, nativos fi lipinos.
70 Armas y Cuerpos Nº 143 ISSN 2445-0359