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Teniente coronel Palanca
nuestros sentimientos religiosos para fundar con
nuestros propios recursos un magnífi co estableci-miento
en esta costa que no podía llegar a ver
realizado por sí solos y que a nadie es más perju-dicial
Conquista de la Pagoda de Clochetón
que a España”.
En medio de esta inoperancia generalizada,
en marzo de 1860 empezaron a llegar a Manila los
barcos que transportaban las fuerzas españolas,
todas menos las fuerzas dirigidas por el Teniente
Coronel Carlos Palanca que seguían asentadas
en Saigón en un desamparo absoluto, agregados
al mando superior del contingente francés.
El Teniente Coronel Palanca y sus
hombres
Como los annamitas se sentían dominadores
de la situación no aceptaron el tratado propues-to
por los franceses y continuaron con su estrate-gia.
Por su parte, el Teniente Coronel Palanca tras
un año sin recibir ningún apoyo por parte de Es-paña,
se dirigió a Madrid y a Manila en una lla-mada
de atención. La respuesta que obtuvo fue
vergonzosa e increíble: “Puesto que el destaca-mento
servía a los franceses eran éstos quienes
tenían que pagar sus haberes y proporcionar-les
la provisión de sus necesidades”. A pesar de
todo, los españoles continuaron cumpliendo con
su deber. Es más, aún les esperaban muchas in-tervenciones,
algunas heroicas.
Aquella primavera, el mando francés pidió
al recién ascendido Coronel Palanca y a sus
hombres un nuevo esfuerzo para tratar de
ensanchar el perímetro de Saigón. En esta
operación, a los españoles les fue asignado,
el sector más difícil, la Pagoda de Clocheton,
punto vital en la defensa de la ciudad ocupada
por 2.000 soldados cochinchinos. Los españoles
advirtieron un momento de confusión en el
enemigo y decidieron cargar a la bayoneta de
manera suicida sembrando el desorden entre los
annamitas que huyeron dejando atrás más de
400 muertos y heridos.
Tras esta acción determinante Palanca insi-nuó
reclamar un trato paritario por la defensa de
Saigón, el mando francés le respondió que si Es-paña
quería y reclamaba un lugar en Indochina,
se buscase y procurase otro en Tonkín. Palanca
escribió entonces al gobierno de O’Donnell, soli-citando
que se le diesen medios para ocupar una
base en el norte de Tonkín, muy bien situada para
el comercio con China, pero la respuesta volvió a
ser negativa.
Abril - 2020 Armas y Cuerpos Nº 143 73