En tierra extraña. Expediciones militares españolas EDAF de Miguel del Rey y Carlos Canales Ilustración de Ricardo Sánchez
A mediados del siglo XIX, el ejército regular an-namita
contaba con 18.000 hombres muy discipli-nados.
Una artillería con mucha movilidad en la
selva, pues su armamento contaba con cañones
de bronce portados y disparados desde elefan-tes.
Se acuartelaban en ciudadelas y fortalezas.
Pero el mejor aliado no era su armamento, sino la
naturaleza del terreno, los bosques, los pantanos
y su clima.
En este sentido el contingente español
se mostró más adecuado y efi caz que el
francés. Nuestras tropas estaban integradas
mayoritariamente por tagalos y los ofi ciales y
subofi ciales, aunque europeos, llevaban años
en Filipinas y estaban adaptados a este tipo de
clima y terreno. Mientras que los franceses eran
en su mayoría eso, franceses, mando y tropa
europeos frágiles e inadaptados al medio, por lo
que sufrieron una mayor incidencia de patologías
asociadas al clima.
Servicio sanitario
El contingente español aportó a la expedición
un organizado Servicio Sanitario compuesto por
cien hombres, la mayoría soldados camilleros ta-galos
que además de realizar sus labores como
soldados portaban las camillas para transportar
a los heridos hasta la localización de los sanitarios
profesionales.Los practicantes, médicos y ciruja-nos
se encontraban en un hospital de campaña
con capacidad para 400 camas. También se uti-lizó
la fragata “Preciosa” como hospital de con-valecientes.
Fragata de la fl ota española
Seguramente fue el primer “Barco
Hospital” de nuestra historia; en él se trataba a
los enfermos y a los heridos, y dependiendo de su
evolución se evacuaban a Manila o se reincorpo-raban
al combate.
Se registraron algo más de 3.200 ingresos con
un promedio de 13 días de hospitalización. Cada
expedicionario ingresó varias veces durante la
Abril - 2020 Armas y Cuerpos Nº 143 71