El aspa
roja
Bandera de una de las compañías que combatió en la batalla de
Pavía según los tapices conmemorativos.
Lámina de A. Manzano.
Camino de sus 500 años de
vida militar ininterrumpida
Antonio Manzano
Teniente coronel de Infantería. XXXIV Promoción. Reserva
Doctor en Humanidades y Ciencias Sociales
Si hay un símbolo de nuestro Ejército que es sencillo, fácil de reconocer en la lejanía y de indiscutible
expansión internacional, este es el Aspa de Borgoña. Es nuestro símbolo más antiguo.
Aspas medievales
Aunque sin relación aparente con el Aspa de
Borgoña, es interesante referir la que, según el he-raldista
Argote de Molina (1588), añadieron a sus
escudos algunos caballeros para conmemorar su
participación en la trascendental reconquista de
Baeza (Jaén) el 30 de noviembre de 1227, día de
San Andrés:
“Tomaron por orla de sus armas muchos de los
caballeros… ocho aspas de oro en campo de
sangre… y otros tomaron la aspa por divisa,
porque el día del glorioso apóstol san Andrés
vencieron a los moros de ella.”
Baeza y Linares, reconquistadas el mismo día,
añadieron un aspa a sus escudos municipales; la
primera sobre él, como timbre, y la segunda tras
él, acolada.
La aparición del aspa en España. 1521
Según Pero Mexía, cronista del emperador
Carlos, durante la Guerra de las Comunidades,
“Para conocerse los de uno y otro bando,
se pusieron en el pecho cruces coloradas los
del campo de la Comunidad y cruces blancas
los del campo del Emperador, que fue el re-medio
que muchos de la Comunidad tuvieron
para escaparse en la batalla de Villalar, qui-tándose
las coloradas y poniéndose las blan-cas”.
Aprovechando este grave confl icto en Cas-tilla,
tropas francesas invadieron los territorios
vascongados y Navarra. Al dirigirse contra ellas
las tropas reales, encontraron que los enemigos
también llevaban una cruz blanca siguiendo su
propia tradición medieval. Uno de los dos bandos
debía cambiar su distintivo.
54 Armas y Cuerpos Nº 143 ISSN 2445-0359