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Compañía 04. Orden cerrado. 1993. Foto del autor
yor que él mismo, aumentaba el reto. Recuerda,
que la primera vez que se le “cruzaron los cables”
fue delante de una puerta con una dama, que le
dijo “pase Vd. mi capitán” y en un instante tuvo
claro que tenía que pasar él, o cuando llegó el
momento de salir de maniobras y repartir las tien-das
de campaña, el Coronel se evitó problemas
ordenándoles que se organizaran en binomios y
que cada uno buscara con quien quería dormir.
Aunque un alumno le dijo que por favor no lo pu-siera
de binomio con una chica, porque luego
tendría que dar explicaciones a su novia. En los
vivacs estableció zonas de hombres y de mujeres
para hacer sus necesidades y evitar encontrona-zos.
En una marcha una dama le dijo que estaba
con la regla y que necesitaba cambiarse, el Co-ronel
le propuso esperar hasta llegar a la ambu-lancia,
por lo que en lo sucesivo la ubicaba en
un punto concreto por si acaso. Este problema
fue el que más le impactó, porque nunca se le
había planteado semejante dilema. El Coronel
califi ca el trato que tuvo con las alumnas como
una gran experiencia, que era necesaria, ya que
en el resto de actividades profesionales y labora-les
la mujer estaba interviniendo con gran éxito y
el Ejército se había quedado rezagado. Él esta-ba
expectante ante la novedad y comenta que
“la mujer a donde no llega con sus fuerzas físicas
llega con su fuerza psíquica”. Por ejemplo, una
alumna durante una marcha llevaba una mochi-la
con la que casi no podía y se la encontró llo-rando,
él le dijo que si no podía más, que se mon-tara
en el camión, pero ella lo rechazó diciendo
“yo tengo que llegar hasta el fi nal” y fi nalmente
terminó la marcha.
El Coronel De Jorge comenta que a los alum-nos
de Cuerpos Comunes se les intentaba trans-mitir
cariño por la AGM, que era su primer con-tacto
con el Ejército, que se sellaba con la jura
de bandera. Era una instrucción muy práctica,
ya que estaban con ellos muchas horas, porque
no tenían otra ocupación con otros cursos. Por el
contrario, refi ere que con las alumnas de armas
todo fue mucho más difícil, porque inicialmente
solo hubo una dama por curso y todo el mundo
estaba pendiente de ella, y así no había forma de
pasar desapercibida. Sobre el tema de la unifor-midad
con falda, entiende que “era una orden
superior, se tenía que notar que había chicas y
por eso lo de la falda y tacones, muy incómodos
para cualquier cosa”.
De este primer curso de Cuerpos Comunes fue
la Teniente coronel médico Pilar Hernández Fru-tos,
que recuerda haber llegado a la AGM con
una buena melena y que el Capitán Ibáñez le dijo
“dama, recójase el pelo y ya veremos si lo llevan
recogido o corto”, fi nalmente, se pusieron moño
como alternativa al pelo corto. Les faltaba fuerza
para hacer el “sobre el hombro” con el CETME
7’62 mm., y el teniente coronel Faustino las obligó
a muscular todos los días, haciendo fl exiones de
la barra de dominadas para hacer brazo. Duran-te
el curso tomó el mando el general Carlos Gar-cía
Ferrer y formaron sin armas en el patio, con
faldas y tacones, por lo que el paso ligero por el
adoquinado fue muy complicado. Desde aquel
momento consiguieron que las formaciones se hi-cieran
con pantalón y zapato plano, que les su-ministraron
en vestuario, aunque faltaron “zapa-titos
negros de la talla 35”, pero para las clases,
Abril - 2020 Armas y Cuerpos Nº 143 45