LA GEOGRAFÍA COMO CONDICIONANTE EN EL DESARROLLO... 105
donde las tropas desembarcadas en Iquique y Arica llegaron a disputar a las
fuerzas virreinales a orillas del lago Titicaca la batalla de Zepita, de resultado
indeciso, con lo que se replegaron buscando reembarcar, sellando el
fracaso de la operación.
Tomando ventaja de la desguarnición de Lima, el general Canterac la
ocupó en junio de 1823. Mientras tanto, ante los fracasos militares, el Congreso
independentista solicitó ayuda a Bolívar, quien desembarcó en Lima y
entró en la ciudad en septiembre de 1823, ciudad que sin embargo volvieron
a ocupar las fuerzas de la Corona el 29 de febrero de 1824.
Cuando Fernando VII recobró en la Península el poder absoluto, poniendo
fin al «Trienio Liberal», cundió la división entre las filas realistas del
Virreinato, y el general absolutista Olañeta se rebeló en enero de 1824 contra
el Virrey La Serna, acusándole de «liberal», y se retiró con sus fuerzas al
Alto Perú, proclamándose a su vez Virrey. Ambas facciones se enfrentaron,
y esta división favoreció indirectamente a Bolívar, quien derrotó a las fuerzas
de La Serna en las campañas de Junín y Ayacucho. Al año siguiente,
Sucre ocupó La Paz y Potosí.
Ayacucho, en la Sierra, fue testigo del último y decisivo choque librado
entre realistas y rebeldes (9 de diciembre de 1824), y la victoria de estos
últimos, bajo el mando de Antonio José de Sucre, además de dar pie a la
independencia de Bolivia, significó el final efectivo de la presencia española
en la América continental.
La última fase de la guerra de emancipación del Perú se libraría
en dos escenarios reducidos, uno de ellos El Callao, donde una guarnición
realista resistió a los insurgentes en la Fortaleza del Real Felipe del
Puerto del Callao hasta que capituló ante las fuerzas que la asediaban el
23 de enero de 1826. El segundo caso de resistencia realista se debe a la
característica geográfica del lugar, y se dio en el archipiélago de Chiloé.
Estas islas, sumando unas cuarenta y totalizando 9.500 km² (algo menor
que Navarra), están situadas frente a la costa sur de Chile, a medio camino
entre Valparaíso y el Estrecho de Magallanes. El territorio poseía
una gran importancia estratégica, pues albergaba el primer puerto donde
podían atracar los barcos que entraban en el Océano Pacífico procedentes
del Atlántico a través del Estrecho de Magallanes. Dado su aislamiento
y valor militar, el archipiélago dependía directamente de Lima, y no de
Santiago, y fue escenario de combates ya en 1818: cuando se proclamó
la independencia de Chile, las islas permanecieron fieles al Rey, y sucesivas
expediciones de «patriotas» chilenos no consiguieron ganarlas para su
causa, hasta que la última, en 1826, tuvo éxito, incorporándose las islas a
la nueva nación chilena.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 105-112. ISSN: 0482-5748