MÉXICO, ENTRE LA INDEPENDENCIA Y LA NUEVA DEPENDENCIA 69
tipos de interés para próximas emisiones a lo que se unía la depreciación
del nominal de los títulos emitidos. Se abrió pues otro frente de problemas
para la Hacienda pública de México. El reducido margen de endeudamiento
generó los habituales movimientos especulativos y puso tienda a un agiotismo
que llegaría a ser escandaloso. El descrédito exterior y la debilidad del
mercado financiero en Ciudad de México, reducido a una veintena de casas
comerciales, un auténtico oligopolio, dispararon la especulación y toda una
serie de maniobras relacionadas con la compra y venta de títulos de deuda
pública, originando mayor quebranto al gobierno mexicano que las condiciones,
a veces onerosas, de los préstamos obtenidos en la bolsa londinense.
Entre 1830 y 1844, México se veía atrapado en un auténtico caos financiero.
En general incluso entre 1830 y 1860 el mercado financiero mexicano
fue bastante cerrado, tanto por el lado de la oferta como por el de la
demanda. La situación en tesorería llegó a veces a ser angustiosa, imposibilitando
el servicio de la deuda. La pérdida de crédito y el aumento de los
tipos de interés que fluctuaban erráticamente llegaron a moverse entre un 30
y un 200 por 100 anual. La ley de 1839 fijando el límite máximo en el 12 por
100 quedó sin efecto práctico.
Las dificultades financieras fueron un dogal permanente, cada vez
más apretado, en el cuello del estado mexicano. A la vez esta cuestión se
convirtió en motivo de continuas demandas, justas o injustas; y todo tipo
de chantajes por parte de sus acreedores. Las potencias que les apoyaron
encontraron aquí, según señalábamos, la «justificación» recurrente para sus
coacciones de cualquier clase, incluidas las intervenciones militares. Ahora
bien no debemos caer en el reduccionismo de aceptar que éste fue el único
factor de la azacaneada historia de México entre 1821 y 1862-1867, pero sí
uno de sus elementos recurrentes para la pérdida de su soberanía real y la
perversión de un auténtico círculo vicioso en materia financiera.
Tengamos en cuenta que hasta en seis ocasiones las autoridades mexicanas
suspendieron, en ese periodo, el pago del servicio de su deuda y no
siempre se llegó a la invasión exterior. A veces el fenómeno fue a la inversa,
los conflictos internos y externos agravaron las angustias financieras que
acababan generando nuevas presiones. Se generó una especie de círculo vicioso
en el que la carencia de fondos públicos, agravada cuando no provocada
por las repetidas contiendas interiores e internacionales, fue debilitando
al país continuamente.
La oposición de un sector de la Iglesia y de los simpatizantes de la
causa españolista tampoco facilitaba la tarea de los sucesivos gobernantes.
A estos se sucederían otros factores de división interna y las ambiciones de
países extranjeros dispuestos a intervenir en los asuntos mejicanos. En efec
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 69-82. ISSN: 0482-5748