DEL GRITO DE DOLORES AL PLAN DE IGUALA... 117
La adhesión en aquellos momentos a la causa de la Metrópoli en guerra
con la primera potencia militar de Europa es unánime en el virreinato; las
suscripciones de fondos con destino al esfuerzo bélico encuentran amplia
respuesta. Y en un punto periférico, en la isla de Santo Domingo –cedida
a Francia por la paz de Basilea en 1796–, estalla un alzamiento contra las
fuerzas de ocupación francesas que en poco tiempo consigue la rendición
de éstas y la reintegración, en un proceso casi exclusivamente autóctono al
sistema de las posesiones españolas.
Existían en Nueva España, situación lógica en colectividad tan compleja,
cierto número de contenciosos que enfrentaban a diversos sectores o
grupos sociales : españoles peninsulares, clases superior y media de origen
criollo, mestizos, indígenas –aún entre éstos se podría distinguir entre diferentes
subgrupos en base a su diferente situación económica y social y su
grado de asimilación al sistema virreinal– bien entre sí, bien con la autoridad
virreinal o con ciertos aspectos de la política seguida por ésta.
Contenciosos que dadas las circunstancias encuentran ahora una ocasión
para manifestarse. Algunos de ellos tan comprensibles como los derivados
del malestar en amplios sectores de las clases «contribuyentes» ante
la mala administración de los fondos del erario virreinal atribuída a Godoy
y su camarilla. Y conflictos en fin que no tenían en modo alguno porqué traducirse
en actos de rebelión con objetivos maximalistas; aunque aquí como
en otros puntos de América se producirá en pocos meses una notable aceleración
en la situación política.
En septiembre de 1808 el «partido español» provoca la destitución del
virrey Iturrigaray al que se considera una hechura del caído primer ministro
Godoy y favorable al partido criollo, al que la nueva autoridad persigue los
meses siguientes; a su vez miembros destacados de éste participan en alguna
conspiración o proyecto, todavía de escasa virtualidad con un propósito más
o menos vagamente insurreccional.
Pronto se produciría un acontecimiento que cambiará de forma radical
la situación política.
Ya en 1809 habían tenido lugar en el continente sudamericano –por
no hablar de la sucesión de crisis políticas en el virreinato de Buenos Aires–
algunas rebeliones, todavía de escasa importancia y no abiertamente independentistas,
en el Alto Perú y Quito; alzamientos reprimidos con facilidad
–y severidad– por las fuerzas del virrey de Lima.
El año siguiente, en cambio, la ocupación de Andalucía –a excepción
de la plaza de Cádiz– por el mariscal Soult origina en toda la América del
Sur una auténtica cascada de alzamientos que esta vez triunfan en gran parte
del territorio. En casi todos los casos el movimiento insurreccional está
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 117-148. ISSN: 0482-5748