76 EMILIO DE DIEGO GARCÍA
fueron adoptadas otras medidas que produjeron resultados positivos. En apenas
tres semanas ya habían sido detenidos nueve sospechosos. Sin embargo la
respuesta de las autoridades mejicanas no satisfizo a nuestro representante y
presentó una nota de protesta que podía considerarse ofensiva para el gobierno
de México. El ministro de Relaciones Exteriores de la República mexicana
intentó tranquilizar al diplomático español, indicando que lo ocurrido, no debía
considerarse una ofensa a España. No sirvió de mucho esta actitud pacificadora
y las relaciones diplomáticas, entre España y México, quedaron en suspenso el
19 de enero de 1857, retirándose la legación española a La Habana.
El gobierno mexicano intentó rápidamente recuperar la normalidad
y envió a Lafragua, como embajador en Madrid. El diplomático mexicano
pasó por La Habana y viajó a París donde supo que nuestro gobierno no le
reconocía como representante diplomático hasta no recibir las satisfacciones
pedidas23. A pesar de todo Lafragua llegó a Madrid, el 12 de mayo de 1857,
y mantuvo con el ministro de Estado, Pedro José Pidal, varias entrevistas
infructuosas. El gobierno español exigía, como pasos previos al restablecimiento
de las relaciones, el castigo de los culpables, el pago de las indemnizaciones
por los daños causados y el cumplimiento del Tratado de 1853.
Las gestiones de los embajadores de Francia y del Reino Unido en Madrid,
ante el ministro español, para acercar posturas no sirvieron para nada. La
cuestión capital seguía siendo el negocio de la deuda. El que había sido hasta
poco antes nuestro embajador en México, Miguel de los Santos Álvarez,
publicó un «Manifiesto a los pueblos cultos de Europa y América» en el que
desenmascaraba las maniobras que se escondían bajo la actitud inflexible
del gobierno español. Un esfuerzo contestado ferozmente, una vez más, por
la prensa madrileña movida por los intereses de los tenedores de deuda.
El 1 de agosto de 1857, Lafragua abandonó Madrid sin haber logrado
sus propósitos. En México fue creciendo el rechazo hacia España y no
faltaron voces que pedían la guerra antes que la humillación. Los meses
posteriores se mantuvo el clima de confrontación atizado por los sectores
más radicales de ambos países.
La intervención en México
En el mensaje de la Corona de 1 de diciembre de 1858 se anunciaba
el posible inicio del conflicto armado, entre España y México, que venía
23 Ibídem. Mientras en la capital francesa los representantes del bando conservador, Almonte
y Olaguivel, se entrevistaban cordialmente con el general Serrano, embajador de
España ante Napoleón III.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 76-82. ISSN: 0482-5748