DEL GRITO DE DOLORES AL PLAN DE IGUALA... 123
inducir que sin ella los insurrectos no hubieran sido capaces de sostener la
larga campaña de guerrillas a que vamos a asistir; pero aun así, por muy
variadas razones la causa realista tendrá el apoyo pasivo, y en muchas ocasiones
activo, de importantes sectores populares.
Nos referimos a un apoyo espontáneo en los primeros meses del conflicto,
no ya al más organizado al que tendremos ocasión de aludir. Así, en
muchas áreas del virreinato los insurgentes encuentran, al pretender la ocupación
de pequeñas localidades, poblados o rancherías, la decidida oposición
de sus habitantes –en muchas ocasiones prácticamente desarmados– que refuerzan
o sustituyen a la corta o inexistente guarnición, o sirven de eficaces
auxiliares a las fuerzas del orden en la persecución de las formaciones guerrilleras
que actúan en mayor o menor medida en amplias zonas del virreinato.
El mencionado carácter de la guerra permitirá jugar en ella un papel
de cierta efectividad a las fuerzas de la milicia urbana, en la vigilancia de
ciudades, vías de comunicación y otros puntos de interés militar, liberando
así a otras fuerzas, veteranas o provinciales, que pueden ser utilizadas en
operaciones de mayor envergadura.
En los primeros meses de la insurrección la refuerzan nuevas unidades;
entre ellas, como más organizadas, las del Cuerpo de Patriotas de Fernando
VII, con tres batallones, en la capital, y el regimiento de Voluntarios
de Fernando VII con dos, en el puerto de Veracruz. También se crean en el
sur del virreinato dos nuevas divisiones de Pardos. Más adelante se combina
a las unidades de la milicia urbana de alguna virtualidad con otras de la
provincial en diez «brigadas» territoriales.
Aun así, buen número de las unidades de la milicia urbana tendrán
una participación menor en la contienda; muchos de sus miembros, pronto
denominados los «chaquetas» permanecerán en las ciudades procurando
emboscarse y eludir todo servicio activo. Si bien su simple existencia tiene
un efecto, siquiera disuasorio, sobre los partidarios de la insurrección.
Actúa en estos primeros meses en la capital un contingente de éstos,
que llevan a cabo acciones que hoy denominaríamos «quintacolumnistas», e
incluso inician una incipiente guerrilla urbana; en agosto de 1811 tiene lugar
una tentativa de secuestro del virrey Venegas –en conexión con la guerrilla
de Rayón–.
Las autoridades responden creando la denominada Junta de Seguridad,
que llevará a cabo las funciones de una policía política/unidad de contrainsurgencia.
Se efectuará una eficaz acción de encuadramiento y control de la
ciudad por barrios, que recuerda a acciones similares realizadas –y no siempre
con el mismo éxito– por las fuerzas del orden en conflictos contemporáneos6.
6 La reglamentación de estas fuerzas de seguridad en SHM cdf 2247.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 123-148. ISSN: 0482-5748