primera bandera de paracaidistas dosier 181
Hay fechas en el recuerdo de este carismático jefe
de la 1.ª Bandera, como el 2 de febrero de 1949, cuando
se realizaron los primeros saltos de la unidad en
Alcalá de Henares, o la visita del ministro del Aire, general
Gallarza, el 9 de marzo de ese año, o el 1 de
abril cuando desfila por primera vez por el Paseo de
la Castellana en Madrid lo que se entendió como su
«presentación en sociedad». Que el comandante Muñoz
siguiera al mando del 1.º Escuadrón, como se denominó
a la unidad a partir de 1953, hizo que pudiera
ir dando forma a su proyecto, al que siempre se refirió
como «La Bandera». Procedente del Arma de Artillería,
el comandante Gómez Muñoz, al igual que el capitán
Salas o el teniente Villamil, fue un veterano de la
campaña del norte durante la Guerra Civil y el máximo
responsable de la adecuada preparación de la unidad
para afrontar el tipo de cometidos asignados una vez
se toma tierra como paracaidistas, quienes entonces
se convertían en «cazadores». Aplicó doctrinas extranjeras
y las adaptó a las necesidades y capacidades propias.
Este adiestramiento continuo comprendía saltos,
ejercicios de tiro y movimiento, gimnasia, marchas de
endurecimiento y clases teóricas de distintas materias,
con el objetivo de que todo el personal fuese perfeccionando
estas aptitudes para que la unidad estuviese
permanentemente disponible para su empleo por el
Mando, necesidades todas ellas comunes a las de las
unidades de Operaciones Especiales actuales, cuyos
componentes deben contar en todo momento con
un extraordinario grado de preparación e instrucción
para mantener su eficacia en comba te. Y es que esos comienzos para aquella aventura tan
revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2022
extraordinaria requirieron de cuantiosos informes
para todo. Un ejército en el que la materialización
práctica de su misión es producir salidas de aviones,
exige que las necesidades de este tipo de (pequeñas)
unidades, como sucede hoy en día, tengan que ser
debidamente justificadas de abajo a arriba: Raciones
de campaña, uniformidad, cascos, correajes, paracaídas,
lesiones, armamento, altímetros… parece como si
no hubiera cambiado tampoco tanto la vida en estos
75 años. Todo era nuevo para ellos, y conseguir cada
cosa constituía un reto.
También merecen reseñarse los ejercicios y maniobras
a que eran sometidos los componentes de la 1.ª
Bandera, en los que observando su evolución se ve
claramente cómo se fue pasando de los propios de
unidades de infantería ligera (paracaidistas) a aquellos
que posteriormente se denominarían Operaciones
Especiales, aunque para ser fieles a la verdad, eso
ya fue en los tiempos más gloriosos, los que se corresponden
con el cambio de denominación por la de
«Primer Escuadrón de Paracaidistas», que se tratará en
el siguiente artículo. n