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tro país, que es pionero en el empleo
de las capacidades militares para
mejorar la resiliencia del Estado, con
la Unidad Militar de Emergencias
como mejor exponente de nuestras
aportaciones en este campo.
LOS ARTÍCULOS 2 Y 3 DEL
TRATADO DE WASHINGTON
Lo primero que cabría preguntarse
es si la OTAN está obligada o no a
tomar acción en el ámbito de la resiliencia
de los estados. Para
ello, también parece
necesario saber
a qué nos
referimos
c u a n d o
empleamos
este término. Una
de las posibles definiciones
es la que nos ofrece
la propia Alianza: «La capacidad de
la sociedad para resistir y recuperarse
del impacto que producen los
desastres naturales, la degradación
de las infraestructuras críticas o los
ataques de naturaleza híbrida o armada.
La resiliencia combina tanto
las capacidades civiles como las militares
para enfrentar estos retos o
amenazas»1. Es interesante resaltar
que para la OTAN las capacidades
civiles de una sociedad también son
un pilar fundamental de la resiliencia
aliada y un posibilitador crítico de la
defensa colectiva.
Pues bien, la resiliencia es uno de
los aspectos recogidos en el Tratado
de Washington, concretamente
en su artículo 3, que señala que los
aliados, «desarrollarán su capacidad
individual y colectiva para resistir un
ataque armado». Con el paso del
tiempo se vio que esta obligación
debía ser ampliada para incluir la
resistencia al conjunto de amenazas
que pueden cuestionar la seguridad
aliada, incluidos los riesgos de carácter
no militar como las pandemias o
los desastres naturales. Esta reinterpretación
del artículo 3 se formalizó
en la Cumbre de Varsovia de 2016 al
declarar los aliados que se comprometían
«a mejorar su resiliencia frente
a todo el espectro de amenazas,
incluidas las amenazas híbridas».
Por otro lado, el artículo 2 del Tratado
de Washington, establece, entre
otras cosas, la obligación de los
aliados de «promover condiciones
para la estabilidad y el bienestar»,
algo que tampoco puede conseguirse
únicamente con el desarrollo de
capacidades militares. Es decir, los
principios de la seguridad humana,
entendida esta como el concepto
amplio que aborda tanto «la libertad
frente al miedo como la libertad
frente a la miseria»2, también
forman parte de la razón de ser de
la Alianza. Por tanto, la OTAN no
puede quedarse al margen de los
asuntos de desarrollo humano para
centrase exclusivamente en los de
seguridad. Así ha quedado reflejado,
entre otros muchos documentos,
en la declaración de la Cumbre de
Bruselas del pasado año, al acordar
los Aliados que «adoptar un enfoque
de seguridad humana es un reflejo
de nuestros valores y nos hace más
efectivos operativamente»3.
Resiliencia y seguridad humana son
dos conceptos muy interconectados
y que posiblemente hacen referencia
a realidades que se complementan
entre sí. En primera instancia, una
sociedad resiliente se sostiene sobre
el desarrollo personal de sus ciudadanos.
Sin libertad frente al miedo
y sin libertad frente a la miseria no
hay resiliencia posible. O dicho de
otra forma. Cuanto mejores sean «las
condiciones para la estabilidad y el
bienestar» (art. 2), mejor será «la capacidad
de la sociedad para resistir
y recuperarse» (art. 3) del impacto de
los riesgos y amenazas a las que antes
o después se verá sometida.
Por tanto, sin seguridad de las personas
en sentido amplio no hay resiliencia
y sin resiliencia no hay defensa
colectiva. Podría decirse que las obligaciones
impuestas a los aliados bajo
los artículos 2 y 3 complementan y facilitan
las recogidas bajo el artículo 5
del Tratado de Washington.
MÁS FUERZA, PERO TAMBIÉN MÁS
CAPACIDADES CIVILES
El secretario general de la OTAN
dijo a finales del pasado año que
«para mantener segura a nuestra
gente en el mundo impredecible
de hoy, debemos continuar fortaleciendo
y modernizando nuestra disuasión
y defensa. Para conseguirlo
tres cosas son clave: fuerzas fuertes
y capaces; sociedades robustas y resilientes;
y una perspectiva global»4.
Por tanto parece lógico que estos
tres aspectos aparezcan reflejados
claramente en el Concepto Estratégico
de Madrid. Sin embargo, existe
el riesgo de que la situación provocada
por Rusia en Ucrania centre la
inmensa mayoría de los debates y reflexiones
en el primero de los aspectos
mencionados por Stoltenberg.
No cabe duda que la Alianza necesita
unas fuerzas capaces. En este contexto
se enmarca la posible revisión de
revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2022
la OTAN de Madrid 213