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revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2022
internet y nuevas tecnologías 237
enfrentarse a sus homólogos, pero
también a particulares con las suficientes
habilidades.
Luego, cada quién emplea sus
habilidades para conseguir aquello
que más le interesa. Casi siempre
es, desde luego, dinero. Claro que
también hay otros que te infectan el
ordenador con un ataque de ransomware
para exigir que sigas su canal
de YouTube y comentes los vídeos,
aunque estén en perfecto indonesio3.
El caso es real como tantas
otras cosas increíbles que ocurren
en las redes. Ni el malware era sofisticado,
ni la amenaza parece haber
sido muy convincente, pero ahí
queda el caso. Como el malvado
personaje de película que secuestra
a la chica para convencerla de que
se case con él.
Suscriptores forzosos habrá logrado
pocos, pero publicidad está
consiguiendo de sobra entre la comunidad
cibernética.
Otros ataques son bastante más
serios y sofisticados. Ucrania ha
estado denunciando que 70 de
sus webs han sufrido otros tantos
asaltos. Moscú es, por defecto, el
principal sospechoso. Después
de todo, en un estado de tensión
como el actual no sería de extrañar
alguna operación «no cinética» en
el ciberespacio4.
Algo muy distinto será probar y
comprobar si se trata de una acción
institucional o el fruto del desatado
ardor patriótico de algún particular
o grupo que pretenda hacer la
guerra por su cuenta. O, incluso, de
algún pescador en río revuelto de
los que siempre ha habido en estas
situaciones. La atribución de los ataques
siempre ha sido un asunto particularmente
complejo y no siempre
resulta rentable desvelar las capacidades
propias para probar la autoría.
Qui prodest, a quién beneficia,
suele dar una pista, aunque sin validez
jurídica.
La tendencia en estos tiempos es
a implicar cada vez más a las inteligencias
artificiales en la batalla, ya
sea gestionando algoritmos, ya sea
manejando robots o sistemas de
armas autónomos letales (SALAS,
en acrónimo). Los primeros pueden
ser un apoyo muy importante en actividades
como la desinformación o
la guerra cibernética; los segundos,
en fin, ya lo estamos viendo.
Algunos expertos se plantean, sin
embargo, si los algoritmos no serán
demasiado frágiles –al menos por
el momento– como para confiar en
ellos en operaciones militares, si los
entendemos lo suficiente bien y, no
menos importante, si somos capaces
de hacerles comprender la lógica
y la ética humana5.
No es de extrañar que el Gobierno
de España haya incluido en los
Presupuestos Generales la partida
correspondiente a la creación de
una Agencia Estatal de Supervisión
de la Inteligencia Artificial. Está
previsto que se trate de una agencia
independiente que tenga como
objetivo minimizar los riesgos que
algunos usos de estas tecnologías
pueden suponer para los ciudadanos.
Todo ello, sin afectar negativamente
a su desarrollo y a su uso
para fines beneficiosos6.
Bienvenida sea la iniciativa –de
compleja implementación, desde
luego–, que se une a otras que, desde
la sociedad civil, ya venían abordando
esta cuestión7. n
NOTAS 1https://atalayar.com/content/el-mando
conjunto-del-ciberespacio-ha-contenido
m%C3%A1s-de-600-ataques-peligrosos
para-la
2https://outline.com/gEPJ2x
3https://www.adslzone.net/noticias/
seguridad/ransomware-black-eye-canal
youtube/
4https://www.bbc.com/news/world-europe
59992531
5https://www.usni.org/magazines/proceedings/
2022/february/artificial-intelligence
too-fragile-fight
6 h t t p s : / / c o n f i l e g a l .
com/20211230-el-gobierno-crear
a - l a - a g e n c i a - e s t a t a l - d e - s u -
pervision-de-la-inteligencia-artifical
y-control-de-los-algoritmos/
7https://www.odiseia.org