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revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2022
la OTAN de Madrid 215
esta unidad está dotada con el material,
el personal y el entrenamiento
necesarios para afrontar situaciones
de emergencia muy diversas que
incluyen los incendios forestales, las
erupciones volcánicas, las pandemias
o las consecuencias de fenómenos
meteorológicos adversos.
La experiencia acumulada durante
la propia pandemia también puede
aportar muchas lecciones aprendidas
que podrían reflejarse de alguna
forma en el nuevo Concepto Estratégico,
porque este virus ha puesto de
manifiesto que la resiliencia de los
aliados es la primera línea de defensa
de la OTAN. Hay que recordar que
el objetivo principal de la Alianza ha
sido y es precisamente evitar que esta
crisis sanitaria derive en una crisis de
seguridad. En otras palabras, la OTAN
deber ser capaz de seguir ofreciendo
una disuasión y defensa eficaces y
creíbles durante la pandemia, algo
que no sería posible si las naciones
se viesen superadas por las consecuencias
provocadas por el virus. En
este sentido, las operaciones Balmis y
Baluarte pueden ofrecer información
relevante para la reflexión aliada.
¿CÓMO CRECER EN RESILIENCIA
CON LA AYUDA DE LA OTAN?
Quizás uno de los principales objetivos
que los aliados deben marcarse
para la próxima cumbre sea
responder adecuadamente a esta
pregunta, tarea que a priori no parece
nada fácil, pues el posible rol que
ha de jugar la OTAN para contribuir
a la resiliencia de las naciones no es
de los asuntos que despierte más
consenso entre los aliados.
Para la OTAN la resiliencia es a
la vez una responsabilidad nacional
y un compromiso colectivo.
De ahí que el papel que puede jugar
la Alianza en este terreno es
fundamentalmente el de guía y
coordinación, al objeto de reducir
vulnerabilidades y garantizar que
las Fuerzas Armadas aliadas puedan
operar eficazmente tanto en paz
como en crisis y conflicto. Además,
el fortalecimiento de la resiliencia
requiere un enfoque amplio, que incluya
a la sociedad civil e, inclusivo,
en el contexto de la política de Mujeres,
Paz y Seguridad, cuyo plan de
acción 2021-2025 fue recientemente
aprobado6.
Precisamente, para ayudar a los
aliados a medir su nivel de preparación
en el ámbito de la resiliencia, la
OTAN ha definido unos requisitos básicos
que reflejan las funciones esenciales
que deben mantenerse incluso
en las circunstancias más adversas.
Estos requisitos son: la continuidad
del gobierno; el suministro de energía;
la contención de los movimientos
incontrolados de personas; las
redes de suministro de los recursos
hídricos y alimentarios; la capacidad
para hacer frente a un gran número
de víctimas; los sistemas de comunicaciones;
los sistemas de transporte 7.
Estos siete requisitos reflejan las
funciones básicas de continuidad del
gobierno, servicios esenciales para la
población y el apoyo civil a las Fuerzas
Armadas y deberán servir como
referencia para que los aliados puedan
desarrollar planes nacionales
que establezcan objetivos concretos
para reforzar la resiliencia, pues hay
que insistir que para la OTAN la resiliencia
es principalmente una responsabilidad
nacional.
Otro posible terreno en el que la
OTAN puede ayudar a coordinar el
esfuerzo de los aliados son las herramientas
de planeamiento de las que
dispone, como el NATO Defence Planning
Process (NDPP). El NDPP es el principal
medio de la OTAN para identificar
y priorizar las capacidades requeridas
para todo el espectro de las operaciones
en las que se puede ver implicada
la Alianza. Por tanto, los aliados pueden
emplear esta herramienta para reforzar
tanto sus capacidades militares como
las civiles y de esta forma hacer frente
a todo el espectro de amenazas, incluidas
las que inciden directamente en la
seguridad humana.
LA UNIÓN EUROPEA COMO
SOCIO PREFERENTE QUE
TAMBIÉN MIRA AL SUR
Uno de los tres aspectos claves
mencionados por el secretario general
para garantizar la seguridad
de los aliados es que la OTAN tenga