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revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2022
nuestro museo 235
fue normal con información meteorológica
de relativo buen tiempo, con
claros, hacia Trípoli.
En este tramo a Trípoli, Esteve, que
despegó el último, perdió de vista a la
formación debido a una intensa niebla
y decidió realizar una especie de ruta
de cabotaje siguiendo la costa y volando
a muy baja altitud. Esta decisión
hizo que aumentara sensiblemente el
consumo de combustible, 170 litros
sobre los 102 previstos, lo que unido
a una fuga de refrigeración del motor
le obligaría a proceder a la ciudad de
Túnez y decidir allí las acciones a tomar
para continuar hacia Trípoli. Tomó
tierra en el aeródromo de Garras a las
13:15 donde Calvo procedió a reparar
las averías de la bomba de combustible
y del circuito de agua.
Entretanto, Loriga y Gallarza llegaron
a Trípoli sin mayor problema, eso
sí, con la cooperación «desinteresada
» de un fuerte viento en cola.
Esta primera parte del vuelo hasta
El Cairo, Gallarza y Loriga lo habían
realizado en cuatro días y Martínez
Esteve en uno más. La parada en El
Cairo se alargó dos días en lugar del
único planeado esperando la llegada
de Esteve.
La siguiente etapa, El Cairo–Bagdad,
era considerada una de las
más difíciles, pues se desarrollaba
en gran parte sobre el sur del
desierto de Siria, que se extendía
por el territorio antiguamente
conocido
como Transjordania
y, actualmente, como
Jordania. A las 07:15
de la mañana del día
11 de abril partían hacia
Bagdad, seis días
después de su salida
de Cuatro Vientos.
En este tramo, por
diversos motivos y
averías, sólo pudo
continuar hacia Bagdad
Tripulaciones de la Patrulla Elcano
el avión de Loriga sobrevolando
hacia las tres de la tarde el rio Éufrates
ya próximo a Bagdad, presagiando
así el final del vuelo en un etapa
«dura como pocas» en palabras del
mismo Loriga.
Cuatro horas después, al anochecer,
se vislumbró en el horizonte el
avión de Gallarza, no teniéndose
noticias de Esteve y Calvo. La causa
fue la explosión por el calor de un
neumático de su avión y una posterior
parada de motor que obligó a un
aterrizaje de emergencia en pleno
desierto. Ya en tierra, descubrieron
la existencia de una grieta por la que
perdían combustible.
Tardaron cinco días en ser descubiertos
por aviones ingleses. Este
sustancial retraso con respecto al
vuelo de la Patrulla hizo que Madrid
no autorizara la continuación del
vuelo de Esteve y Calvo, ordenando
su vuelta a España. Fundamentalmente
fue debido a que el 21 de
abril, día en que llego la respuesta
negativa, Gallarza y Loriga se encontraban
ya en Calcuta.
Dejamos aquí nuestro relato, momento
en el que el 13 de abril de 1926
los supervivientes de la Patrulla Loriga
y Gallarza están a punto de despegar
hacia Karachi mientras que el avión de
Esteve y Cano se encuentra varado en
el desierto esperando instrucciones
desde España.
Es cosa del directo, como dicen en
televisión o en la radio. En nuestro
caso el espacio. El espacio disponible
manda, es del que disponemos y esta
limitación obliga a parar nuestro relato
hasta la próxima entrega en la que
continuaremos repasando este gran
raid de la aviación española. n