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y después fue un escuadrón... dosier 183
Y después fue
un escuadrón... José Luis Figuero Aguilar
Como se ha expuesto en el anterior artículo, los inicios
del paracaidismo del Ejército del Aire fueron difíciles.
Ejemplo de ello es cómo el capitán Salas hubo de
conseguir unos cuantos paracaídas que son utilizado en
los primeros saltos, que se habrían de plegar inmediatamente
para volverlos a usar. Mucha historia escrita de
aquellos paracaidistas y su primer salto el 23 de enero
de 1948. En este artículo nos centraremos en la evolución
que siguió la 1.ª Bandera Paracaidista.
La llegada del comandante Manuel Gómez Muñoz a
Alcalá de Henares supuso un revulsivo para la unidad. A
costa de mucho esfuerzo y sacrificio se avanzaba cada
día superando una dificultad, a lo que se sumaba la alegría
de los días de salto sin ninguna novedad y completar
maniobras o exhibiciones con éxito. Los capitanes
José Pérez Ramos, del primer curso y Celso Pérez Díaz,
del segundo curso, acompañan al comandante en su
proyecto.
Tras estos primeros años de existencia, la Bandera comienza
a realizar un plan de instrucción, de estudios y
de mejora de las técnicas de salto. Se sientan los pilares
básicos de los que hará su credo la mejor unidad de paracaidistas
de las fuerzas armadas españolas en los años
revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2022
General (reserva) del Ejército del Aire
sesenta del siglo XX. Durante este periodo de tiempo
se procede a crear, escribir, editar y finalmente publicar
unos manuales, unas directrices, unas ideas que fueron
el catecismo del paracaidismo en Alcalá de Henares.
La casa Sampere, representante de los paracaídas de
origen norteamericano, se encontraba en la ciudad de
Barcelona, y allí fueron los chicos de Alcalá a por ellos
y volvieron con un buen número de paracaídas T-5 a
su base de Alcalá. Pero eso no fue todo, los paracaídas
estaban bien, pero no había forma de engancharlos al
cable del avión, así que hubo que buscar mosquetones
para ello. Se presentaron en la maestranza de Cuatro
Vientos a buscarlos, y consiguieron algunos, pero en la
chatarra de la propia base, medio doblados y oxidados,
pero con un poco de esfuerzo quedaron bien para coserlos
a la cinta extractora y saltar. Los aviones no tenían
el cable para enganchar los paracaídas, no pasa nada,
se tiende un cable, anclado de lado a lado y se soluciona
el tema
El personal llegaba de la Escuela Militar de Paracaidismo
de Alcantarilla, después de realizar seis saltos, llenos
de ilusión, todos voluntarios, aunque les esperaba
una dura selección para determinar si eran aptos para