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A2/AD: ¿concepto controvertido o problema operativo? opinión 257
Concebido inicialmente para advertir de las medidas
que estaba adoptando China para dificultar
la capacidad estadounidense para proyectar su
poder militar1, el concepto A2/AD se ha convertido
en el pilar de muchos debates en la esfera de
defensa cuando el término se amplió para englobar
actividades similares de Rusia, Irán o Corea del
Norte. En términos generales, una estrategia anti
acceso consiste en cualquier «…acción orientada
a dificultar el despliegue de fuerzas a un teatro
de operaciones u obligar a que estas tengan que
operar desde mayores
distancias de la
zona de operaciones
de lo deseado».
Por su parte, una
estrategia de negación
de área se define
como cualquier
«…acción enfocada
a impedir las operaciones
propias en
áreas en las cuales
el adversario no
puede o no pretende
una estrategia anti-acceso consiste en
cualquier «…acción orientada a dificultar
el despliegue de fuerzas a un teatro de
operaciones u obligar a que estas tengan que
operar desde mayores distancias de la zona
de operaciones de lo deseado». Por su parte,
una estrategia de negación de área se define
como cualquier «…acción enfocada a impedir
las operaciones propias en áreas en las cuales
el adversario no puede o no pretende evitar el
acceso»
evitar el acceso
»2. Estas medidas
que pretenden dificultar la proyección hacia el
teatro de operaciones y la maniobra dentro de él
no son nuevas. Sin embargo, la maduración y difusión
de las tecnologías vinculadas con la pasada
Revolución en los Asuntos Militares (RMA) está
facilitando el logro de estos objetivos. Muchos
países se están dotando de sensores avanzados,
misiles anti-buque, misiles superficie-aire de largo
alcance, misiles balísticos, sistemas de guerra
electrónica, cibercapacidades ofensivas o armas
anti-satélite para proteger sus espacios terrestres,
navales, aeroespaciales e informativos, ampliar
su profundidad estratégica o evitar la presencia
extranjera en sus zonas de influencia3. Estos sistemas
capaces de identificar y destruir objetivos
adversarios con gran precisión desde grandes
distancias se están combinando con otros medios
más tradicionales (desde minas navales, submarinos
de ataque, misiles superficie-aire de medio y
corto alcance, aviación de caza o piezas de artillería
con municiones dirigidas) para crear redes
de defensa en múltiples capas. Dependiendo del
escenario, estas burbujas pueden proporcionar
al defensor tanto la capacidad para disputar los
dominios del adversario y amenazar las fuerzas
de vanguardia (como sucede en los países bálticos
revista de aeronáutica y astronáutica / abril 2022
o en la primera cadena de islas china) como
la posibilidad de batir sus fuerzas antes de que
consigan alcanzar el teatro de operaciones u obligar
que se mantengan fuera del mismo. Aunque
estas burbujas no son impenetrables, su mera
existencia puede dificultar notablemente los despliegues
de fuerzas propios, incrementando con
ello los costes de cualquier operación militar y
erosionando, en consecuencia, el paradigma de
presencia avanzada o proyección del poder empleado
por los países occidentales.
A pesar de su popularidad,
el concepto
A2/AD ha
sido objeto de múltiples
críticas por su
imprecisión teórica,
ambigüedad conceptual
o falta de rigor
analítico4. Entre
ellas destacan las
que sugieren que
el término tiende a
confundir los medios
materiales con
las estrategias o los
conceptos operativos,
que una A2/AD no significa necesariamente
una no-go zone sino una aspiración, que cada
escenario tendrá una serie de características similares
con el resto de burbujas A2/AD y otros
rasgos ajustados a sus necesidades particulares
o que este concepto está contribuyendo a malinterpretar
realidades mucho más complejas5. En
cualquier caso, a pesar de su falta de concreción,
este concepto sirve para alertar de los potenciales
efectos operativos y estratégicos derivados de
la difusión de tecnologías avanzadas.
En este sentido, un rasgo común de las A2/
AD son los sistemas integrados de defensa aérea
(Integrated Air Defense Systems – IADS) de
última generación. Aunque muchos comentaristas
se centran en el peligro que suponen los
misiles superficie-aire de largo alcance como
los S-400 y S-300 rusos o los HQ-9 chinos, una
IADS es mucho más que esto6. Esta reúne en
una única red una amplia gama de sensores,
centros de mando y sistemas de combate capaces
de realizar todo el ciclo de vigilancia, identificación,
gestión y supresión de amenazas, y hacerlo
de forma cada vez más cooperativa. Ello
permite consolidar una defensa aérea mucho
más efectiva que en el pasado7.