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316 la transformación digital en el Ejército del Aire
gitalización, para diferenciarse de la
transformación digital3, que no será
más que la aplicación de esas nuevas
tecnologías a una actividad concreta
de la organización para mejorar parte
de las tareas que se están haciendo
revista de aeronáutica y astronáutica / abril 2022
ahora. Transformación digital es
entonces un cambio organizacional
que se basa en la tecnología para
descubrir un nuevo modelo de negocio
o un cambio profundo respecto
al que se desarrolla en el momento
presente. ¿Y cuál es el negocio de
las Fuerzas Armadas y, por extensión,
del Ejército del Aire?, ¿Cuál debe ser
la referencia intelectual, conceptual
y funcional de cualquier iniciativa
de digitalización que iniciemos en
el EA, incluyendo el proyecto BACSI,
y sobre el cual pivotar nuestro plan
de transformación digital? Voy a intentar
responder a estas cuestiones
porque es la clave del éxito de cualquier
proceso de transformación,
sea organizativa, estratégica y, por
supuesto, digital.
Entre tanta literatura sobre la cuarta
revolución industrial y la transformación
digital que se origina, y el
impacto que las nuevas tecnologías
tienen en el liderazgo y el rendimiento
de cualquier organización gubernamental
o empresarial, estamos
obligados a promover en nuestro
entorno tres reflexiones acerca de
los efectos que tienen sobre aquellas
otras estructuras, como la nuestra,
que están focalizadas en la seguridad
y la defensa de los estados.
La primera es que no podemos, ni
debemos, olvidar la naturaleza misma
de la guerra y el sentido último
del combatiente. Porque, aunque
nuestra forma de planear, conducir
y ejecutar operaciones militares en
un entorno hiperconectado y altamente
digitalizado evolucione, lo
que nos exigirá una extraordinaria
capacidad de adaptación, el conflicto
armado seguirá causando muerte,
caos, destrucción, desplazamientos
y sufrimiento en las personas. Siendo
conscientes de ello, y sin olvidar
nunca nuestra vocación de servicio a
España y nuestra responsabilidad última
con el personal que conforman
nuestras Fuerzas Armadas, podremos
establecer estrategias digitales
que nos hagan más ágiles y eficientes
en el combate.
La segunda reflexión es que, sean
cuales sean las variables que definan
la próxima batalla digital, y sin perder
de vista nuestra misión permanente
como elemento esencial de la defensa
de España, la digitalización y la hiperconectividad
influirán en nuestro
entorno operacional, pero también,
en términos de eficacia en nuestras
operaciones, favorecerá la aparición
de nuevos riesgos que pueden materializarse
en amenazas a nuestra
estabilidad. Y si importante es saber
como debemos digitalizar el combate,
en cualquiera de sus dominios, no
lo es menos reconocer que la incertidumbre
será cada vez más peligrosa,
que la tecnología ofrecerá siempre
oportunidades, pero también evidenciará
más nuestras debilidades,
y que la adaptabilidad, como única
estrategia, será cada vez menos eficiente
y revelará aún más nuestras
propias vulnerabilidades.
Y, finalmente, la tercera reflexión
es que no deberíamos, por tanto, focalizar
nuestros esfuerzos exclusivamente
en obtener una superioridad
tecnológica, no solamente porque
tenga un elevado coste difícil de
asumir, además de ser técnicamente
complejo, sino porque no nos garantiza
la superioridad en el enfrentamiento
ni la eficacia en el combate.
Disponer de tecnología innovadora
que nos ayude al mando y control
de las operaciones multidominio es
una prioridad para nuestras Fuerzas
Armadas, pero no debe entenderse
como un objetivo per se, sino como
una forma sobre la que apoyar nuestras
operaciones en la batalla digital.
Hay un objetivo mucho más impor-