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Alfredo Kindelán Duany,
escritor Fernando Calvo
González-Regueral
Economista y escritor
Afortunadamente, el nombre del teniente general Alfredo Kindelán Duany sigue resonando con
el prestigio que merece dentro del Ejército del Aire. Militar del Cuerpo de Ingenieros, pionero de la
aeronáutica, jefe del aire durante la Guerra Civil (1936-39), Kindelán fue también un magnífico escritor,
no solo sobre materias técnicas o de milicia, sino de historia universal y otros asuntos. No en vano sería
elegido miembro de la Real Academia de la Historia y no en vano su extensa obra, aunque por desgracia
sin reeditar, sigue cautivando por su limpia prosa y sus interesantes contenidos.
revista de aeronáutica y astronáutica / noviembre 2021
320 Alfredo Kindelán Duany, escritor
KINDELÁN, BREVÍSIMO RESUMEN
DE UNA LARGA Y FRUCTÍFERA
VIDA
Nacido en Santiago de Cuba
el 13 de marzo de 1879, Alfredo
Kindelán Duany1, guiado por la
devoción hacia su padre, muerto
prematuramente, y por el amor que
siempre profesaría a la tecnología,
ingresó en la Academia de Ingenieros
en 1893, obteniendo el despacho
de primer teniente en 1899 y
sentando plaza ese mismo año en el
1er Regimiento de Minadores y Zapadores.
Muy pronto solicitaría pasar
a la Compañía de Aerostación,
donde entraría en contacto con el
pionero Pedro Vives. Fue él quien
enseñó a Kindelán todo lo relativo a
globos y dirigibles tanto en la componente
aerostática como en sus
posibilidades de aplicación militar
(sin menoscabo de lo que aprendió
con las novelas de Julio Verne).
En 1905, con el empleo de capitán,
Kindelán sería uno de los fundadores
del Real Aero-Club de España, germen
de las aviaciones deportiva, civil
y militar en nuestro país, así como del
aeródromo de Cuatro Vientos (1911).
Entre medias, presenció en Maeux un
hecho que sellaría su destino profesional
e incluso vital: «Los ya célebres
hermanos Wright habían sido contratados
por un audaz empresario
francés para que hicieran vuelos de
demostración con el Flyer. Yo asistí
al imborrable espectáculo con mi entrañable
amigo Emilio Herrera y la tarde
aquella no se me olvidará nunca,
fue el 4 de octubre de 1908. La gran
maravilla ocurrió ante nuestros ojos
y Herrera y yo quedamos mudos de
asombro, luego nos mostramos entusiasmados
y, en fin, casi llorábamos
de emoción»2.
Si fueron aquellos años apasionantes
para la aviación, también lo eran
amargos para España, envuelta en sucesivas
campañas en el Protectorado
de Marruecos con diferente fortuna
para nuestras armas. Kindelán, tras
realizar varias hazañas en aerostatos y
ya oficialmente con el título de primer
piloto militar de aeroplano español,
contribuiría a desarrollar en combate
real las misiones típicas de lo que,
andando el tiempo, serían los modernos
ejércitos del aire. Volando en
los precarios aparatos del momento
–los Farman o Nieuport–, la entonces
denominada Escuadrilla Expedicionaria3
realizaría los primeros bom-
Teniente general Alfredo José María Rafael y Leandro de los Dolores Kindelán y Duany, marqués
de Kindelán, 1879-1962. (Real Academia de la Historia, RAH)