CONQUISTADORES INDÍGENAS: PLANTEAMIENTOS TÁCTICOS… 109
siguiente manera: Como primer escuadrón se habla de que Pedro de Alvarado
estaría como capitán de ciento cincuenta soldados de espada y rodela,
treinta a caballo, dieciocho escopeteros y ballesteros y ocho mil tlaxcaltecas
con sus capitanes, para atacar a la ciudad de Tacuba. Números similares de
efectivos se reparten para el segundo escuadrón dirigido por Cristóbal de
Olid.
El tercer escuadrón sería Gonzalo de Sandoval como el capitán de
esta unidad, con veinticuatro de caballería, catorce escopeteros y ballesteros,
y ciento cincuenta soldados de espada y rodela y lanza, y más de ocho
mil indígenas, narrando que se trata de efectivos militares, procedentes de
Chalco Huejotzinco y de otros pueblos que no se mencionan, todo ello bajo
la idea de entrar por Iztapalapa. Por su parte Hernán Cortés sería el encargado
de los doce bergantines que estarían provistos de las siguientes tropas:
trescientos soldados como ballesteros y escopeteros. (Díaz del Castillo,
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 109-114. ISSN: 0482-5748
2015: 331-332).
En los planteamientos tácticos, por ejemplo, se habla nuevamente del
trabajo en equipo que desarrollaron para avanzar por Tacuba hacia Tenochtitlan.
Bernal Díaz menciona que: “Y el otro escuadrón nos había tomado
las espaldas de la parte de Tacuba, y estábamos como cercados, y los de a
caballo con nuestros amigos los de Tlaxcala rompieron por los escuadrones
que nos habían tomado las espaldas, y todos nosotros nos estuvimos
peleando muy valerosamente con los otros dos escuadrones hasta hacerles
retraer…” (Díaz del Castillo, 2015: 341).
Normalmente son los tlaxcaltecas a los que más se menciona como
parte de los efectivos indígenas que están constantemente apoyando en los
combates. Las batallas iban en el proceso del asedio de forma intermitente.
Por las noches se descansaba y se llevaban a los heridos para ser curados y
alimentados, otra labor fundamental que Cortés debió agradecer a los tlaxcaltecas
ya que sin ellas no hubieran logrado lo antes mencionado.
Son reiteradas las veces que los conquistadores mencionan el apoyo
sanitario de los indígenas. Bernal Narra durante el asedio a Tenochtitlan:
“… Y luego nos curábamos con aceite nuestra heridas, y apretarlas
con mantas de la tierra, y cenar de las tortillas que nos traín de Tacuba,
y yerbas y tunas quien lo tenía” (Díaz del Castillo, 2015: 343).
Un caso interesante es narrado también por Bernal Díaz, cuando un
par de indígenas, posiblemente de altos mandos de las tropas aliadas, descubrieron
una trampa que tenían preparados los mexicas. Al parecer se había
preparado una emboscada con canoas para poder atacar uno de los berganti