CRÓNICA DE LA CONQUISTA. 12 DE FEBRERO DE 1519 - 13 DE… 137
Se gana la ciudad manzana a manzana, casa a casa, que inmediatamente se
quema y derriba para evitar emboscadas; para eliminar las posiciones desde
dónde se les arroja piedras y para tapar con sus escombros las zanjas. Lenta,
pero inexorablemente, se asola la ciudad. Para el día del patrón Santiago,
se alcanza la plaza principal y la calzada de Tacuba (la de aquella infame
noche) y ya hay comunicación directa con el real de Alvarado a través de
las calzadas que atraviesan el lago. De ocho partes de la ciudad ya están
tomadas siete. El siguiente paso, es tomar el mercado. Como ya les queda
poca pólvora, se determina construir un trabuco (catapulta romana), pero el
lanzamiento sale perfectamente vertical y la piedra al caer casi aplasta a los
improvisados ingenieros. Los mexicas, que curiosos y demacrados han visto
el montaje del artilugio, casi se mueren, pero de risa, al ver la escena.
Siguen las ofertas de paz y los intentos de mantener una reunión con
Cuauhtémoc para ofrecerle una rendición honrosa. El tlaotani siempre dice
que se va a presentar y luego nunca se presenta a las conversaciones. No hay
más remedio que seguir la misma táctica.
De repente, una mañana, hay gran alboroto. Le avisan de que el bergantín
de García Holguín ha capturado a varios señores que huían en una
canoa; entre ellos a Cuauhtémoc. Es llevado de inmediato ante Cortés, que
le trata rudamente. El tlatoani le dice que ha hecho todo lo que de su parte
era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado,
que ahora.
“…hiciese de él lo que yo quisiese y puso la mano en un puñal que yo
tenía, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase. Y yo le animé y
le dije que no tuviese temor alguno. Y así, preso este señor, luego en este
punto cesó la guerra, a la cual plugo a Dios Nuestro Señor dar conclusión
en martes, día de San Hipólito, que fue 13 de agosto de 1521”
Han sido noventa y cinco de asedio. Tenochtitlan ha sido ganada. Se
celebra una Santa Misa y una gran fiesta después.
Aunque les deje aquí el relato, conviene decirles que Cortés no paró
nunca quieto y que continuó con sus empresas; esa absurda persecución por
Las Hibueras (Honduras) tras Olíd (que estaba jugando a lo mismo que él;
la dichosa proactividad) y que casi le cuesta la vida, varias exploraciones
del Mar de Cortés y de las Californias (sí, le debemos sus nombres a él) y el
envío de una Armada de rescate nada menos que a buscar al primer hombre
que había dado la vuelta al Mundo, Juan Sebastián de Elcano, que pilotaba
la escuadra de Fray Francisco José García Jofré de Loayza, y que repetía el
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 137-140. ISSN: 0482-5748