182 MIGUEL DE ROJAS MULET
un estado extenso con su capital en Tenochtitlan. Desde allí dominaron militarmente
o mediante alianzas a las naciones vecinas, a las que sojuzgaron
y convirtieron en vasallas, hasta constituir un imperio hegemónico, centralizado,
que se encontraba en su apogeo a la llegada de los conquistadores.
Los aztecas basaban su dominio en la superioridad militar, que sus guerreros
imponían al resto de pueblos adyacentes. Desconocían el acero y el uso de la
pólvora, carecían de caballos y sus armas y técnicas de combate eran equivalentes
a las que habían empleado los ejércitos de a pie a finales de la Edad
Antigua/Alta Edad Media en Europa.
Entre su armamento, como nos dice Bernal Díaz del Castillo, figuraban
lanzas cortas y largas, espadas de obsidiana, muy cortantes, y mazas,
algunas con cuchillas engarzadas. Como armas arrojadizas empleaban, hondas
para lanzar pelotas de piedra, arcos y lanzaderas de flechas. Igualmente,
se protegían con escudos y se cubrían con cascos.
Conquistadores:
Contaban, entre otro material, con arcabuces y escopetas, además de
artillería ligera como falconetes. Complementando a estas armas de fuego,
portaban los españoles espadas, picas lanzas y ballestas. La caballería utilizaba
lanzas y espadas desde sus monturas. Para su protección hacían un
empleo profuso de armaduras, petos de tejido acolchado, cascos o yelmos y
escudos (rodelas), tanto para el combate cuerpo a cuerpo como para protegerse
de las lanzas, flechas y piedras enemigas.
La diferencia notable que vemos en el armamento de los contendientes
se equilibraba en parte por la gran desproporción numérica que existía
entre los ejércitos de éstos. Esta desigualdad, aun contando los españoles
con el apoyo de contingentes considerables de indígenas aliados, parece ser
que llegaba a ser de cien a uno.
Cortés estructuró sus fuerzas en Capitanías, cada una a cargo, como
su nombre indica, de un capitán. La entidad de estas unidades era variable,
pero como ejemplo, Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera…
nos dice que, para acometer el asalto a Tenochtitlan, “…mandó que Pedro
de Alvarado fuese por Capitán de ciento y cincuenta soldados de espada
y rodela, y muchos llevaban lanzas, y les dio treinta de a caballo, y diez y
ocho escopeteros y ballesteros”. Vemos aquí la proporción aproximada que
el Conquistador hacía de los medios disponibles, tanto a pie como a caballo
como con los diferentes tipos de armamento empleados.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 182-196. ISSN: 0482-5748