LOS AZTECAS ANTES DE 1519 57
Las cuales no poca luz nos hubieran dado, si el ignorante celo no nos
las hubiera destruido. Porque hubo algunos ignorantes que, creyendo ser
ídolos, las hicieron quemar, siendo historias dignas de memoria y de no
estar sepultadas en el olvido, como están, pues aun para el ministerio en
que andamos del aprovechamiento de las ánimas y remedio de los naturales
nos dejaron sin luz48.
A pesar de autos y desatinos conocemos alrededor de 15 o 18 libros
prehispánicos. Aunque, paradójicamente, desde el principio los religiosos
españoles, como hemos visto en la cita de Durán, y funcionarios entendieron
que eran obras valiosas. Incluso Hernán Cortés debía reconocerlo así ya que
en el primer envío de regalos que hizo al emperador Carlos V y a la reina
Juana había dos libros de los que acá tienen los indios49.
A pesar de que muchos libros se destruyeron, no es menos cierto que
durante el virreinato se elaboraron otros muchos, conservando la tradición
indígena.
Del siglo XVI al XVII surgen en abundancia los códices llamados
“coloniales”, que permiten conservar el antiguo sistema de “escribir
pintando” y las convenciones plásticas tradicionales. A ellas, los escritores
pintores empiezan a tratar de incorporar elementos de la convención
europea y letras que combinan con sus “dibujos”, hasta llegar a los llamados
Códices Mixtos y los del Grupo Techialoyan. Desde el principio
aparecen nuevos temas, como el de la ayuda de ciertos grupos indígenas a
la conquista y dominación españolas (Lienzo de Tlaxcala, Lienzo de Cuauhquechollan)”.
En gran número de los códices “coloniales” se utilizaron
en litigios, por lo que muchos de ellos se conservan todavía formando parte
de los expedientes o legajos de archivos como el AGN (Archivo General
de la Nación) y el de la Reforma Agraria50.
No podíamos terminar este repaso a las artes mexicas sin mencionar,
aunque someramente, a unos artesanos muy especiales: los amantecas. A
esta especialidad podían dedicarse hombres y mujeres. Estaban muy valorados
por el imperio porque su material de trabajo eran las preciadas plumas.
Con esta delicada materia prima elaboraban muchas de las insignias y re-
48 DURÁN, Fray Diego: Historia de la Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme.
Ed. de Ángel María Garibay, Porrúa, México, 1984, 2 vols, I, Cap. II, pág. 226.
49 CORTÉS, Hernán: Cartas de Relación de la Conquista de México. Ed. Mario Hernández
Sánchez Barba, Dastin, Madrid, 2000, primera carta de relación, pág. 80.
50 GALARZA Joaquín: “Los códices mexicanos”, Arqueología Mexicana, México, 1997,
pp. 11-12.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 57-60. ISSN: 0482-5748