HERNÁN CORTÉS, HÉROE RENACENTISTA EN SUS CARTAS… 77
igual que un ubicación geográfica desfavorable: “este pueblo era muy fuerte
y puesto en una altura, y donde no pudiesen ser ofendidos de los de caballo;
y como llegaron los españoles, los del pueblo, sin esperar a cosa alguna,
comenzaron a pelear con ellos, y desde lo alto echar muchas piedras: y
aunque iba mucha gente de nuestros amigos con el dicho alguacil mayor,
viendo la fortaleza de la villa, no osaban acometer ni llegar a los contrarios.
Como esto vio el dicho alguacil mayor y los españoles, determinaron
de morir o subirles por fuerza a lo alto del pueblo, y con el apellido de
Señor Santiago comenzaron a subir; y plugo a Nuestro Señor darles tanto
esfuerzo, que aunque era mucha la ofensa y resistencia que se les hacía les
entraron”38. Además de disfrutar de la rica descripción de la batalla, llena
de emoción gracias a la viveza de la narración, queda claro que la victoria
fue posible porque se hizo en nombre de Santiago Apóstol. El apoyo divino
será constante e incontestable para Cortés: Dios gana las batallas, pelea
junto a ellos.
Aracil desarrolla la idea de cómo Cortés va pasando de la primera
persona del plural al hablar de Dios a la primera del singular, según se van
avanzando las Cartas de Relación Cortés va pasando de una ayuda, una
inspiración a ir personalizando más la ayuda que recibe de Dios, hasta definirse
como un instrumento divino: “Dios Nuestro Señor fue servido de me
hacer medio por donde veniese en su conoscimiento y debajo del imperial
yugo de Vuestra Alteza…”39. Pero en la inmensa mayoría de las referencias
a la divinidad es ante todo un aval de sus actuaciones. En la tercera Carta
hay un ejemplo claro de los conocimientos legales de Cortés al que se une
el apoyo divino a sus actividades. Cortés sufre alta traición, Diego Velázquez
ha encargado su asesinato y ha enviado infiltrados a varios soldados
dispuestos para hacerlo. Alguien (Cortés no da su nombre pues no deja de
ser traidor, aunque sea traidor de traidores) le avisa del intento de asesinato.
Cortés detiene al que resulta ser el principal responsable, quien confiesa y
aporta pruebas: “y que en esto eran muchas personas, que él tenía puestas
en una copia, la cual se halló en una posada, aunque hecha pedazos” y
“vista la confesión de éste, el cual se decía Antonio de Villafaña, que era natural
de Zamora, y como se certificó en ella, un alcalde y yo lo condenamos
a muerte, la cual se ejecutó en su persona”40. Cortés se cubre legalmente
presentando pruebas que van más allá de la propia inculpación del acusado,
presenta una carta (hecha pedazos y que en realidad no verá el rey, pero es
un objeto visto por varias personas). Además, él no es el único que sentencia
38 Cortés, Hernán: op.cit., pág. 151.
39 Aracil Varín, Beatriz: op.cit., pág. 113.
40 Cortés, Hernán: op.cit., pág. 215.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 77-88. ISSN: 0482-5748