132 JUAN JOSÉ DE LAMA RODRÍGUEZ
con el objetivo de cortar el suministro a la capital desde el mar y tener un
refugio seguro y base de operaciones en la ruta. Empieza a recibir noticias
sorprendentes y esperanzadoras de la Villa Rica de la Veracruz, a la que no
paran de arribar naves de Garay que, viendo muy complicada la conquista
del Pánuco (un poco más al norte de la Villa Rica), la abandonan y se pasan
a sus órdenes. Los refuerzos y los pertrechos son tan numerosos, que da
licencia los hombres de Velázquez para que vuelvan a Cuba. Mejor sólo que
mal acompañado. Envía barcos a Jamaica a por más caballos y armas y a
La Española a defender su versión de los hechos ante los frailes jerónimos
y la Real Audiencia de Santo Domingo, y a Sevilla envía a Diego de Ordás
con oro y la Segunda Relación para el rey Carlos. También hay sitio para las
malas noticias; con gran tristeza recibe la noticia de que su hermano y gran
amigo y leal vasallo de S.M. el señor Maxixcatzin ha fallecido de viruelas.
Es momento de hacer un recuento y saber qué ha sido de los once
capitanes que salieron con él de La Habana hace año y medio. Cronológicamente;
Portocarrero y Montejo fueron enviados a Castilla con la Carta del
Cabildo de la Villa Rica de la Veracruz y el tesoro para el rey Carlos. Escalante,
fue muerto en Nautla. Morla, Saucedo y Velázquez de León, cayeron
la noche del 30 de junio de 1520 cuando no todos consiguieran retirarse a
salvo de Tenochtitlan. Dávila, ha salido en misión a La Española. Ordás,
en breve partirá en misión a Castilla, como procurador. En resumen, sólo
le quedan Alvarado, Olíd y Sandoval como capitanes en quienes confiar. El
resto de mandos, gente nueva de Garay.
¿Y cuál es el plan? Le preguntan los tres capitanes a Cortés. La sitiaremos
y rendiremos por hambre, les contesta. El escenario es enorme, Capitán.
No se preocupen, ya tenemos hombres de sobra y tendremos más. Ya conocen,
por haberla sufrido, la gran debilidad de la plaza; dependiente totalmente
del exterior para poder sobrevivir; necesita los víveres y el agua. Cerraremos
el paso por las calzadas hasta que Cuitláhuac se avenga a parlamentar y a
entregarnos la ciudad. Habrán oído de Numancia, rendida por el Escipión en
trece meses. Podemos cortar las puentes y aislarles, pero serán abastecidos
por las barcas ¿cómo vamos a detener ese tráfico? Hundiendo y quemándolas
una a una, si es necesario. Recuerden que no teníamos madera para construir
barcas para nosotros y poder escapar de la ciudad después de que nos
quemasen los cuatro bergantines que eran nuestra mejor opción de evacuar.
Construiremos más de ellos y controlaremos el lago. Ganaremos un puerto,
Texcoco he pensado, para botarlos. Manda a Martín López, carpintero de
ribera, a la sierra con la misión de elegir los mejores árboles y de construir
las naves en el río Zahuapan, para después desmontarlos y transportarlos por
piezas al lago. Le da cuatro meses para hacerlos y le ordena viajar de inme
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 132-140. ISSN: 0482-5748