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año los Estados miembros han organizado
una serie de actividades para
apoyar la denominada fase inicial de
reflexión, en la que se pretende discutir
e ir acercando posturas sobre el
contenido que se debe incluir en las
cuatro grandes áreas temáticas objeto
de análisis.
En este sentido, determinados Estados
miembros han presentado diferentes
iniciativas en forma de documentos
de reflexión que luego han
sido discutidos entre el resto. A título
de ejemplo, España presentó uno
junto con Alemania, Francia, Italia y
Portugal sobre gestión de crisis y ha
participado activamente en la redacción
de otros en colaboración con sus
principales socios europeos. Entre
ellos destacan uno sobre resiliencia,
presentado por Portugal; dos sobre
capacidades, liderados por Hungría
y Francia, y tres sobre partenariados,
presentados por Eslovenia, Italia, Alemania
y Países Bajos.
Cuando finalice esta fase de reflexión
y una vez negociados y acordados los
diferentes documentos, está previsto
contar con el primer borrador de la
Brújula estratégica para ser presentado
a los ministros de Defensa en su reunión
del Consejo de finales de 2021,
como paso previo a su aprobación
definitiva en la primavera de 2022.
Volviendo a las cuatro áreas temáticas
que, junto con la evaluación y el
análisis de las amenazas, configuran
esta futura guía estratégica, cabe decir
que las dos primeras (gestión de
crisis y resiliencia) deben dar una clara
indicación sobre lo que la UE debe o
está dispuesta a hacer (el qué), mientras
que las dos siguientes (desarrollo
de capacidades y partenariados) deben
definir la manera de hacerlo y con
qué medios (el cómo).
Sobre esta base, los principales criterios
que están sirviendo como ejes
vertebradores para su elaboración
son los siguientes:
GESTIÓN DE CRISIS
Si bien la estrategia global del
año 2016 establece los objetivos
políticos de la Unión en cuanto a la
PCSD, estos son muy genéricos y
poco realistas. Sirva como ejemplo
que uno de ellos es el de responder
de forma global a las crisis y conflictos
externos, cuando es evidente que
no se dispone de recursos ni, incluso,
de voluntad política para cubrir
un margen tan amplio y diverso de
actuación.
Por ello, lo que procede es aprovechar
la oportunidad que la Brújula
estratégica ofrece para redefinir los
objetivos políticos, haciéndolos más
creíbles, menos ambiciosos y más
factibles de alcanzar. Lo mismo ocurre
con las modalidades y las herramientas
18 / Revista Ejército n.º 969 • diciembre 2021
de actuación, con el reparto
de tareas y misiones con otras organizaciones
(OTAN, ONU,
UA, etc.) y con la cooperación
con países socios
y aliados (Estados
Unidos, Reino
Unido, Rusia y China,
por ejemplo).
Definir unos objetivos
políticos
creíbles a la par
que alcanzables,
así como establecer
con claridad las
modalidades y las
herramientas de actuación,
permitirá seguidamente
determinar
cuáles son las capacidades
y los medios necesarios para
asegurar su cumplimiento.
RESILIENCIA
La estrategia global de la UE define
este concepto como la habilidad de
los Estados y las sociedades para
hacer frente, gestionar, adaptarse
y recuperarse de crisis internas y
externas.
El reto para la Brújula estratégica es
definirlo en términos de seguridad y
defensa, en el entendimiento de que
es un concepto dinámico, en constante
adaptación y que debe tener en
cuenta tanto las amenazas y los riesgos
identificados como los que están
por venir. Las lecciones aprendidas de
la COVID-19, por ejemplo, deben estar
muy presentes.
En este sentido, el enfoque global
que caracteriza y aplica la Unión en la
gestión de las crisis —entendido este
como el empleo de las diferentes herramientas,
organismos e instrumentos
militares, sociales, diplomáticos,
políticos y económicos que tiene a su
disposición— debe ser la piedra angular
sobre la que basar su resiliencia.
DESARROLLO DE
CAPACIDADES
Las capacidades vienen marcadas por
el nivel de ambición que se marque la
Unión, el cual debe quedar reflejado de
manera clara e inequívoca en las dos
áreas temáticas anteriores a la hora de
establecer los objetivos políticos, las
formas de actuación y el empleo de
medios, entre otros aspectos.
La coherencia y la coordinación entre
las distintas iniciativas que, de manera
simultánea, lleva a cabo la Unión,
tanto en el planeamiento como en el
desarrollo de capacidades, debe ser
un objetivo para conseguir a través de
esta área. La cooperación estructurada
permanente (PESCO), los fondos
europeos de defensa (EDF), el Plan
de Desarrollo de Capacidades (CDP),
la revisión anual coordinada de la defensa
(CARD) y los objetivos de capacidades
de alto impacto (HIGC) son
ejemplos de herramientas, actividades
y mecanismos que actualmente
emplea la UE en este ámbito.
Enlazar todas estas iniciativas en tiempo
y forma, coordinarlas, sincronizarlas