Guerra de Vietnam. La Trinidad de Clausewitz y el pensamiento revolucionario en el conflicto
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el historiador, la tecnología puede suponer
un cambio en el equilibrio de
poder entre Estados y entre Estados
y actores no estatales. Y esto sucede
sin que la tecnología obligue a cambiar
ni los principios ni los valores que
rigen las sociedades, ni tampoco las
ideologías extremistas y terroristas
que esos actores no estatales promulgan.
Así van Creveld argumenta que la
tecnología ayuda a superar el concepto
clausewitziano de la guerra trinitaria
(Gobierno, Pueblo y Fuerzas
Armadas), en la que el empleo legítimo
de la violencia corresponde a los
Estados. Hace ya tres décadas adelantaba
que una tecnología moderna
en manos de actores no estatales
permitiría el enfrentamiento entre un
Estado y una organización terrorista
o insurgente. En su recorrido histórico
a través de los conflictos bélicos se
pregunta si realmente la guerra trinitaria
es conceptualmente válida tras
la Segunda Guerra Mundial o es simplemente
un producto de tiempos de
la Ilustración, la Revolución Industrial
y de la formación de los Estados modernos,
toda vez que las guerras trinitarias
corresponden a la minoría de
las guerras que se han producido en
la Historia.
Desarrollando el concepto antitético
de guerra no trinitaria, es decir una
guerra entre un Estado por un lado e
insurgencia, terrorismo, etc, por otro
lado, llega a la conclusión de que desde
la Segunda Guerra Mundial son el
modelo de guerra más común. Denominadas
también guerras de guerrillas,
de contrainsurgencia, etc., en los
años ochenta del siglo pasado pasaron
a denominarse conflictos de baja
intensidad. Para van Creveld estos
conflictos tienen unas características
determinadas: suelen producirse
en las partes menos desarrolladas
del mundo, muy rara vez se dan entre
ejércitos regulares, y las armas de alta
tecnología propias de los ejércitos
regulares ya no resultan tan determinantes.
Además, considera que, fuera
del marco estatal, a la guerra se llega
de una manera «gradual, desigual y
espasmódica».
También adelanta aspectos vistos en
los conflictos actuales como la falta
de una regulación internacional que
legitime la guerra. Así, los ejércitos
convencionales se verán obligados a
combatir contra un enemigo no sujeto
al derecho internacional. Esta evolución
hacia conflictos de baja intensidad
implicará un rediseño de los
ejércitos convencionales hacia tareas
más policiales, unidades más pequeñas
y orientados a operaciones especiales.
Con ello, van Creveld se une a
aquellos pensadores de la década de
los 90 del siglo pasado que consideraban
que la guerra llevada a cabo con
unidades convencionales estaba camino
de la extinción.
No cabe duda de que el concepto de
guerra no trinitaria es un concepto válido
en la actualidad, como lo demuestran
muchos de los conflictos actuales
para hacer frente a organizaciones
yihadistas, pero tras la publicación de
su libro en 1991 (el año de la operación
Tormenta del Desierto) la historia
ha demostrado que la guerra convencional
no ha muerto, como demuestra
la invasión de Irak en 2003, la invasión
de Georgia en 2008, el conflicto per-
Martin Levi van Creveld manente entre India y Pakistán, etc.■