la Victoria, representada con un soldado
malherido tendido en su regazo
y custodiada por las esculturas de
los combatientes de aquella guerra de
África que tantas vidas españolas se
cobró. La duquesa, dama de sanidad,
jefa de los hospitales de campaña, fue
la introductora del cuplé El novio de
la muerte, que acabó siendo el himno
o la marcha más vibrante del Ejército
español.
Para cerrar el círculo que hemos ido
trazando de monumento en monumento
nos desplazamos hasta un altozano
junto a la Clínica de la Concepción,
donde se encuentra un
templete con la imagen de la Virgen
del Asedio, una Inmaculada con la
cara destrozada, y no por el paso del
tiempo. Desde aquí divisamos lo que
en la guerra del 36 fue el frente de la
Ciudad Universitaria, donde tanta
sangre española se derramó en heroicos
actos de valor; y, allá al fondo,
el Arco de la Victoria, el inicio de
nuestro recorrido por la capital.■
60 / Revista Ejército n.º 969 • diciembre 2021
Monumento dedicado a la duquesa de la Victoria
Fotografía cedida por la Asociación Complutense de Belenistas