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rodeleros…; también hallamos la caballería
y, dentro de esta, coraceros,
lanceros, arcabuceros… y todo el entramado
de artillería como cañones,
culebrinas y falconetes, entre otros
dispositivos. Además, en el aspecto
organizativo hallamos su intendencia,
ingenieros, barracheles, barberos, auditores,
furrieles y el mismísimo maestre
de campo…, sin los cuales el tercio
no podría organizarse, ni acampar, ni
transportar sus víveres y armas…
Una de las estructuras de los tercios
consistía en diez compañías de
unos trescientos hombres que, a su
vez, se dividían según su especialización
en piqueros, arcabuceros, rodeleros,
oficiales..., además de un sinfín
de cargos de auxilio militar, como
se ha visto. La fuerza era comandada
por un maestre de campo —debía
ser español, pertenecer y simpatizar
con la corona y era escogido por el
rey o el capitán general—. A su vez,
los maestres de campo eran respaldados
por otros oficiales, como el
alférez —encargado de llevar la bandera
de la compañía— o el sargento,
según establece Tito Batán (2015)
en Revista de Historia. Encontramos
también la figura del furriel, como un
oficial de menor rango. Sin embargo,
según la época, los efectivos y la organización
de los tercios fueron cambiando.
En este sentido, se aprecian
también momentos en los que había
doce compañías en vez de diez con
doscientos cincuenta soldados cada
una, en vez de trescientos.
A continuación, vamos a repasar brevemente
la composición del tercio:
— El maestre de campo. Era el oficial
de mayor rango de graduación y
fue la mano ejecutora del capitán
general. Los maestres de campo
solían ser hombres curtidos en
la guerra y de muy buena fama.
El maestre aconsejaba al capitán
general y nombraba a sus suboficiales
y ayudantes.
— La Intendencia. Los oficiales de
intendencia se encargaban del reclutamiento,
así como de imponer
disciplina en las tropas. Según los
autores, este cuerpo será sustituido
por la denominación de «sargento
general de batalla» a partir
del siglo xvii, aunque siempre estuvo
supervisado por el maestre
de campo. Solían ser expertos en
tácticas militares, sobre todo en
despliegues y estrategia. Tenían
la misión de aconsejar y asesorar
a sus superiores.
— Los ingenieros. Dependían del general
del ejército pero en ellos se
apoyaban los maestres de campo
muchas veces, pues asesoraban
sobre cómo construir y dónde o
sobre mediciones de artillería, entre
otras cosas.
— El barrachel. Era el miembro más
destacado de la policía militar de
los tercios, como se observa en
Revista de Historia (2015). Era el
encargado de la limpieza de los
campamentos y la disciplina, así
como de la higiene4.
— Los barberos. Mantenían la estética
y buena presencia de los soldados
dentro de cada compañía, pero
también servían de ayudantes de
los cirujanos. Entre sus conocimientos,
era indispensable saber medicina
básica y costura para suturar
heridas. También desempeñaban
funciones de camilleros, igual que
muchos soldados de los tercios5.
— El cuerpo judicial. También había
todo un entramado de escribanos,
verdugos, alguaciles o carceleros,
con gran visibilidad dentro de los
tercios españoles. Funcionaban
como verdaderos tribunales de
justicia y velaban por esta. Intercedían
en disputas, intervenían
en delitos de los soldados y en
deserciones, dictaban sanciones
y ejecuciones y también escribían
los testamentos de los soldados.
Dos tipos de sargentos de compañía portando alabarda como
distintivo de rango, según pinturas de Clauzel