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DE PEREJIL AL TARAJAL,
¡BARAKA!
LA PREPARACIÓN
COMO ACTIVO ESTRATÉGICO
DEL EJÉRCITO
Luis Carmona López
Teniente coronel de Infantería DEM
En la lengua árabe de la zona del norte
de África, el vocablo baraka o barakah
برکة) ) posee una amplia acepción que
incluye valores intangibles como bendición
divina, carisma, poder e incluso
suerte providencial.
En general, se dice que alguien «tiene
baraka» cuando ha superado favorablemente
una situación muy
complicada. Dicha culminación presenta
siempre un componente activo
y personalista, dado que, ante una
determinada situación, es necesario
poder disponer de los elementos de
decisión en favor del éxito, sabiendo
aprovechar los factores que acontecen,
y en definitiva practicar el difícil
arte del saber estar en el sitio justo
en el momento adecuado y encontrar
la solución al dilema de forma decidida,
definido en el sentido no de tener
suerte, sino de saber emplear la
suerte.
No basta con estar en el lugar adecuado en el momento justo.
Tienes que ser la persona adecuada en el lugar adecuado en el momento justo
En el contexto de dos eventos singulares
de la historia reciente de España
y a través del análisis de tres factores
relevantes en planos y ámbitos muy diferenciados,
22 / Revista Ejército n.º 969 • diciembre 2021
puede ponerse de relieve
la importancia de diversas cualidades
que el mando táctico debe presentar
sobre el terreno, destacando que la
capacidad de adaptación, la flexibilidad
y el juicio constituyen características
de un valor incalculable en actuaciones
de crisis que requieren un alto
nivel de eficacia en la respuesta para
contribuir a la resolución del conflicto.
ISLA DE PEREJIL, 2002
Han pasado diecinueve años desde
la última disputa diplomática entre
España y Marruecos. El islote de
Perejil fue causa suficiente para que
el Estado español, en los albores del
siglo xxi, tuviera que hacer uso de las
Fuerzas Armadas para defender su
soberanía nacional sobre el territorio1.
En el plano geoestratégico, la alteración
unilateral del statu quo por Marruecos
tras la ocupación de un pequeño
islote de soberanía disputada
T. Harv Eker
a escasa distancia de la costa marroquí
y a diez kilómetros de la ciudad
de Ceuta en el estrecho de Gibraltar
el 11 de julio de 2002 materializó de
forma repentina la subyacente reclamación
marroquí de los territorios españoles
en el norte de África y la contraposición
a la postura española ante
la aprobación del acuerdo marco sobre
el conflicto del Sáhara Occidental
(Plan Baker I).
La representación del conflicto, a pesar
del valor ínfimo del islote de Perejil desde
el punto de vista físico y estratégico,
indica que había «motivos para pensar
que la acción marroquí no era del todo
un fait accompli …, sino quizás algo
aún más peligroso: una puesta a prueba
de la determinación española para
defender los territorios del norte de
África»2, de modo similar a lo sucedido
posteriormente en Crimea en 2014.
Mucho se ha escrito sobre la respuesta
puramente militar llevada a cabo
por España (operación Romeo-Sierra),
especialmente tras la reproducción
de documentos y testimonios
del personal participante a los quince
años de su desenlace. En todos ellos,