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informáticos, economistas, ingenieros...,
en mi opinión está muy equivocado
». Para otro, las características
esenciales de la profesión militar,
del trabajo que tienen que desarrollar
los oficiales en el mundo real, deberían
haber sido tenidas más en cuenta:
«Hay aspectos fundamentales que
te encuentras en el día a día, como el
trato con los subordinados y los superiores,
y en general el trato profesional
con las personas, el liderazgo,
la toma de decisiones, la gestión del
cambio, algo constante en la vida militar,
la organización de forma similar
a como se practica en las empresas,
la logística en sentido amplio, las técnicas
de mando, las técnicas de comunicación,
el control de la eficacia y
los resultados, y especialmente todo
lo que vaya encaminado a la preparación
para dirigir a las personas en el
combate, que es para lo que nos pagan
». Uno de los encuestados llegaba
incluso a plantear que el grado que
se cursara en la academia tuviera un
contenido específicamente diseñado
para las necesidades de las Fuerzas
Armadas: «¿Por qué no se le pone el
cascabel al gato y se crea una carrera
específica militar que se estudie en
las academias, como si estas fueran
en sí mismas una universidad?».
ALGUNAS CONCLUSIONES
El principal problema para interpretar
correctamente las respuestas del
cuestionario es que no existe una idea
clara, compartida por todos, sobre
qué hace que una asignatura concreta
sea útil. Para algunos, se trata de
que sus contenidos tengan aplicación
directa en el ejercicio profesional de
un oficial, ya sea durante los primeros
años o en fases más avanzadas
de sus carreras. Otros creen que una
asignatura puede haber sido útil si ha
contribuido de manera significativa a
la formación personal e intelectual de
los futuros oficiales. Por último, hay
quien piensa que cualquier asignatura
difícil es útil, por cuanto obliga a los
alumnos a poner mucho de su parte
para conseguir superarla. Como entre
los encuestados había, sin duda,
representantes de los tres grupos, deberíamos
42 / Revista Ejército n.º 969 • diciembre 2021
entender la «utilidad» de las
asignaturas en forma bastante amplia
y aceptar que, en realidad, las respuestas
reflejan la opinión de estos
oficiales sobre qué asignaturas debería
incluir un plan de estudios ideal.
En este sentido, los cuestionarios recibidos
traducen un alto grado de
satisfacción con el Plan 1973, cuyas
Escuela Especial Militar de Saint-Cyr
asignaturas reciben, en su mayor parte,
valoraciones muy positivas. Los encuestados
son conscientes de los problemas
de concepto y de desarrollo
que presentaba el plan, pero entienden
que, en el contexto de su época,
cumplió adecuadamente su misión de
preparar a los alumnos para el ejercicio
profesional dentro de una institución
en la que la capacidad de adaptación
es siempre un factor clave.
Entre las asignaturas que reciben buenas
puntuaciones las hay de todo tipo,
de aplicación militar, de ciencias puras
o de ciencias sociales, lo que indica
el apego de estos oficiales a una
formación multidimensional, en la que
figuren contenidos pertenecientes a
muy diversas áreas de conocimiento.
Como ha dicho uno de los miembros
más destacados de estas promociones,
«Debemos concentrarnos en la
persona, en su formación, que debe
ser generalista y lo más amplia posible
para volver a situarla en el centro de todas
las actividades» (Gan, 19). En este
marco, los encuestados muestran una
clara preferencia por las asignaturas
de carácter práctico sobre las más
teóricas, y por las de aplicación inmediata
a la vida militar sobre las de utilidad
indirecta. Los planes de estudios