varios pasajeros que partió de Londres el 7 de noviem-bre
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de 1836, con intención de hacer un viaje de 15 días.
En la primera noche del viaje perdieron la referencia de
donde estaban. Al principio, como en los pueblos había
luces encendidas, supieron que volaban sobre el con-tinente,
pero avanzada la noche desaparecieron estas
referencias y desconocían si estaban en Polonia, Rusia
o incluso Asia. Pasaron un frío atroz y escucharon crujir
las cuerdas heladas por lo que en cuanto amaneció de-cidieron
descender a preguntar dónde se encontraban a
unos paisanos que, atemorizados por el artilugio, huían
hacia el bosque. Resultó que estaban en el centro de
Alemania, cerca de la ciudad de Weilburg. Transcribo la
descripción del globo que aparece en la revista con las
medidas en varas, libras y pies (anterior a la aceptación
del sistema métrico decimal): «Este globo tiene 55 varas
de circunferencia, y cuando inflado tiene 29 varas de alto
con el carro ó galería para los pasajeros. Contiene 2.200
varas de sarga de seda en cuarenta y cuatro paños de
33 varas de largo, unos de color blanco y otros carmesí,
cosidos alternadamente con una costura doble, y pegada
firmemente con una pasta tan tenaz, que cuando se se-ca
es la parte más fuerte, y todo el globo tiene una capa
de barniz hecho de goma elástica disuelta en espíritu de
trementina. Nada puede darse más hermoso que la vista
interior de una concavidad tan espléndida, por consi-guiente
cuando está medio llena de gas, porque en su
completa inflación sería imposible mantenerse dentro. El
aire atmosférico para llenar este globo pesaría 5.340 Ibs.,
pero con gas hidrógeno puro no necesita más de 304 Ibs.
«EL INSTRUCTOR» de febrero de 1837. «El gran globo de Londres, con
ocho pasajeros en el carro o galería»
y algo más con el gas de carbón. La capacidad del globo
es 70.000 pies cúbicos, …».
La misma revista en el número de septiembre publica el
artículo «Resultado fatal de la prueba de un parachute9»
en el que se narra que, el globo se elevaba muy lenta-mente
por el sobrepeso del parachute, un artilugio que
poco tiene que ver con los paracaídas actuales, es una
especie de gran paraguas con su propia barquilla (ver
dibujo). Cuando soltaron el parachute, como habían teni-do
que deshacerse de todo el lastre para lograr elevarse
hasta las 2.000 varas castellanas, el globo emprendió
una vertiginosa carrera hacia arriba, las válvulas no lo-graron
aguantar la diferencia de presiones produciéndose
escapes. Recojo el dramático relato de uno de los aero-nautas:
«Si durante este tiempo no hubiéramos respirado el aire
que a prevención habíamos encerrado en dos bolsas antes
de nuestra partida, en un minuto hubiéramos quedado so-focados,
y habríamos sufrido, aunque por medio diverso, el
melancólico destino de nuestro amigo. El gas, por otra parte,
á pesar de todas nuestras precauciones, obró sobre nuestra
constitución corporal, de modo que nos privó a ambos de
la vista, quedándonos por cuatro o cinco minutos en la más
absoluta niebla».
En fin describe una hipoxia.
Globos formando parte de espectáculos o época
circense
La sociedad madrileña va cambiando y llegamos al am-biente
isabelino: finalizada la monarquía absoluta go-
6 Grabado del Parachute de Garderín. En el espectáculo desde el Buen Re-tiro
de Madrid no pudo despegar.