lida. Train se dio cuenta poco después
de despegar que el motor rateaba y
decidió tomar tierra. En su descenso,
Train logró esquivar a un grupo de co-raceros
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a caballo y sobrevoló la tribuna
de autoridades, impactando contra ella
y destrozando su monoplano al llegar
al suelo. En el accidente el ministro de
la Guerra, general Maurice Berteaux,
fue golpeado por la hélice y perdió un
brazo, además recibió un fuerte golpe
en la cabeza que le provocó la muerte
mientras era evacuado a un puesto de
socorro. También quedaron mal heridos
el presidente del Consejo de Ministros
Ernest Monis y su hijo, así como el mag-nate
Henry Deutsch de la Meurthe, pa-trocinador
de eventos aeronáuticos. El
accidente lo describió Train con detalle:
«Tan pronto como despegué,
me di cuenta de que el motor no
funcionaba bien. Estaba a punto
de aterrizar, después de hacer un
viraje, cuando vi un destacamen-to
de coraceros cruzando la pista
de vuelo. Entonces traté de hacer
un viraje cerrado para evitarlos y
aterrizar en dirección contraria,
pero mi motor en ese momento
fallaba cada vez más, y no pude
completar el viraje. Levanté el apa-rato
para pasar por encima de las
tropas y aterrizar detrás de ellas.
En ese mismo momento, un gru-po
de personas, que habían que-dado
ocultas de mi vista por los
coraceros, se dispersaban delante
de mí en todas direcciones. Tra-té
de hacer lo imposible, arries-gando
la vida de mi pasajero para
prolongar mi vuelo, y para llegar
más allá de las últimas personas
del grupo. Estaba a punto de ate-rrizar,
cuando el aparato, que se
había elevado casi verticalmente,
cayó pesadamente al suelo. Salí
de debajo del aparato, con mi pa-sajero,
creyendo que había evitado
cualquier accidente. Fue sólo en-tonces
cuando me percaté de la
terrible desgracia».
El accidente causó el pánico de la
multitud, produciéndose más lesiones
entre los espectadores. Émile Train se
retiró de la carrera y en un ambien-te
de consternación se suspendieron
las actividades restantes del día 21 de
mayo. Por la tarde, se reunió en París
el Consejo de Ministros y se acordó
declarar luto oficial, pero no suspen-der
la carrera en la que varios pilotos
inscritos no habían tomado todavía
la salida. Entre ellos estaba Védrines
que, como se ha descrito, había abor-tado
la suya el 21 de mayo quedando
su aparato inutilizado. El piloto belga
John Verrept cedió su avión Morane
a Védrines que así pudo seguir en la
carrera el día siguiente.
El aviador Amerigo en su monoplano REP Inscrito para la carrera pero no participó.
En un principio,
estaban inscritos
28 arriesgados
participantes in-cluyendo
los ocho
aviadores militares
que por causas
administrativas
no pudieron con-tinuar
en la ca-rrera.
A causa de
los dramáticos
sucesos del día
21, sólo tomaron
la salida ese día:
André Beaumont,
Garros, Louis Gi-bert
y Gilbert Le
Lasseur de Ran-zay.
El día 22 lo hi-
El avión del piloto Train tras el accidente 21 mayo 1911, postal.
El aviador Roland Garros llegó a San Sebastián pero no pudo seguir hasta
Madrid.