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logrado que su globo se elevara en Versalles en presencia de
los reyes franceses, hasta el comienzo del siglo XX, pasando
de una monarquía absoluta, a otra constitucional, una inva-sión,
una guerra, varios pronunciamientos, la República, etc.,
que modificaron los equilibrios heredados entre clase baja,
burguesía y aristocracia, aunque la alta burguesía de Madrid
siempre trató de parecerse (a diferencia de la catalana) a la
aristocracia con la que en muchos casos se emparentó.
El título elegido: «Parque Aerostático de los Campos del
Gas e inicios de la aerostación en Madrid» bien podría modi-ficarse
por «Inicios de la aerostación en Madrid y su Parque
Aerostático», pues de ambos temas va a tratar el artículo.
«Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez». Carlos Carnicero. Museo del Prado.
Inicios de la aerostación en Madrid
Cualquier recuerdo histórico de la aerostación, aunque
solo sea para situarnos cronológicamente, tiene que
comenzar por los hermanos Montgolfier y el primer globo
aerostático en 1783, y la aplicación del hidrógeno a los
globos realizada ese mismo año por el científico francés
Jaques Charles. También Jean François Pilâtre de Rozier
y el marqués François Laurent d’Arlandes que efectuaron
en París la primera ascensión tripulada con un globo,
en noviembre del mismo año. Sin olvidar, por supuesto,
la experiencia anterior del jesuita portugués Bartolomé
Lorenzo de Guzmán (nacido en Brasil y estudiante en la
Universidad de Coímbra) que en 1709, en presencia del
rey Juan V de Portugal, la corte y una multitud congre-gada
consiguió elevarse con un aparato de su invención
utilizando aire enrarecido por el calor. «O padre voador»,
le llamaron. El problema fue que la Inquisición y la sospe-cha
de hechicería le obligó a buscar refugio en España,
donde falleció en el hospital de la Misericordia de Toledo.
Sobre todos ellos pasó sin hacer ruido, al igual que sobre
el cuadro de Antonio Carnicero, expuesto en el Prado, que
representa la elevación de un globo en Aranjuez en febrero
de 1784; se trataba de un globo Montgolfier1 pilotado por
Jean Bouclé, de forma poco airosa por cierto, pues tuvo que
saltar del globo a causa de un incendio, del que destaco
que, como los fabricados por los hermanos Montgolfier, eran
de papel pintado, por lo que a los ojos del público que lo
observan tendría aspecto de ser un sólido de 30 metros de
circunferencia elevándose ingrávidamente en el aire. «Vuelo sobre Paris de Pilâtre de Rozier y el marqués d’Arlandes» en 1783.
Cuadro anónimo. Museo de la Aeronáutica y Astronáutica (Foto final de
restauración 2019).