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tregado al general alemán Volkmann una espoleta de
Larrauri desmontada en una caja y con instrucciones pa-ra
su montaje, indicándole también que había interés en
que fuesen usadas estas espoletas por los He 59 alema-nes
basados en Palma de Mallorca que bombardeaban
la costa mediterránea. Ofreció también al general alemán
que se personase su inventor, Larrauri, para explicarles el
funcionamiento.
Sabemos, por referencias familiares, que al parecer los ale-manes
sí probaron sus inventos, pero lo hicieron en Chipre
ya que estaban muy interesados en la forma de dispersión
de los efectos que tenían las bombas.
Durante agosto, actuó en alguna ocasión en bombardeos
en el sector de El Ebro, pero en septiembre destaca el día
27, que tras probar S-8 y S-9, marchó a Baleares a preparar
al Dornier Wall 70-16 basado en Pollensa, con bombas S-8
con espoleta S-5 R.
No sabemos si la desaparición del avión de Ramón Franco
pudo estar relacionada con la carga de algún tipo de bomba
de las ingeniadas por Larrauri, pues muchas de las espole-tas
eran ultrasensibles y cabe la hipótesis de una explosión
fortuita que desintegrase su Cant Z-506 con numeral 73-1.
Además de hipótesis, contamos con el testimonio de su viu-da6
que vale la pena reproducir: «El último día 28 de octubre
de 1938. Dos años largos de una guerra que no acaba. Está
amaneciendo. En la base de hidros de la aviación nacional,
en Pollensa, el sol apenas asoma entre los densos nubarro-nes
de una tormenta cercana
. Se lanzarán unas bombas
rompedoras especiales, las Santiagomendi, de 250 kilogra-mos
de trilita. Las inventó el ingeniero Larrauri. La clave es-tá
en el detonador, una cápsula de porcelana conteniendo
ácido sulfúrico que actúa sobre fulminato de mercurio. La
bomba se entierra al caer y luego estalla. La compresión es
tremenda y multiplica el efecto rompedor. Las grúas, alma-cenes,
depósitos y muelles del puerto de Valencia han de
ser destruidos para terminar de colapsar los suministros que
por mar recibe el Ejército republicano.... Ramón, el jefe de la
Base, aparca su pequeño automóvil y recibe la novedad del
oficial de guardia. Ha llovido toda la noche y hay tormenta.
El teniente Hevia da la novedad a su jefe. Él mismo ha dirigi-do
la delicada operación de la carga de bombas en los Cant
Z-506. Dos de ellos permanecen preparados en la bahía».
En octubre y noviembre realizó diversos viajes para visitar
talleres en Sevilla, Tetuán, Jerez, etc.
Llegó diciembre, y el día 10 marchó a ponerse a las órde-nes
de S.A.R. Alfonso de Orleans.
Para finalizar el año, el día 29, realizó 12 pruebas con S-4.
Comenzó 1939 con nuevas pruebas de sus bombas y es-poletas,
probando las bombas S-8 con espoletas S-5 R.
Secuencia de imágenes tomadas en la base de Alfamén (Zaragoza) en 1938
en las que podemos ver a D. Luis de Larrauri preparando una de sus inven-ciones.
Probablemente se trata de una bomba de 250 kilos “negrilla”, co-pia
de las alemanas. En la última imagen se ve a propio Larrauri con una
de sus espoletas en la mano. Archivo familiar.
Secuencia de imágenes tomadas en la base de Alfamén (Zaragoza) en 1938
en las que podemos ver a D. Luis de Larrauri preparando una de sus inven-ciones.
Probablemente se trata de una bomba de 250 kilos “negrilla”, co-pia
de las alemanas. En la última imagen se ve a propio Larrauri con una
de sus espoletas en la mano. Archivo familiar.
Montaje de una bomba S-8 en una espoleta S-5r en la estiva de un Cant-Z
501 en Pollensa. Archivo Familiar.