LA LEGIÓN EN LAS MISIONES INTERNACIONALES 133
Estos observadores estaban desplegados por todo el país, por lo que la
unidad legionaria podía ser requerida para protección o auxilio de cualquiera
de ellos en caso necesario.
Esta circunstancia obligó a permanecer en constante estado de alerta,
efectuando patrullas por carreteras en un estado de deterioro considerable,
realizar escoltas de convoyes o tener previsto ejecutar acciones de rescate de
personal ante la posibilidad de ser tomados como rehenes.
Las bandas armadas, formadas por verdaderos profesionales del crimen
organizado, constituían la mayor amenaza para el cumplimiento de la
misión, dado el alto índice de criminalidad que imperaba en el país, y la falta
de capacidad de la policía y el ejército albaneses para mantener el control
de la situación.
Una vez constituido el GT, se procedió al despliegue del destacamento
avanzado y posteriormente, tras un largo viaje por mar hasta el puerto
italiano de Brindisi, desembarcar posteriormente en el puerto albanés de
Durres, al que llegaron el 15 de abril de 1997, con su armamento, material
y equipo, procediendo a realizarse un desembarco en toda regla sobre los
pantalanes del puerto.
Desde su llegada a ZO las dificultades para el cumplimiento de la misión
fueron enormes. Las restricciones a los movimientos nocturnos motivadas
por los toques de queda, las constantes amenazas de las bandas armadas,
los ataques a la población civil y a las comunidades religiosas y los inconvenientes
de tener que escoltar, acompañar y proteger a una gran cantidad
de observadores internacionales desplegados en multitud de localizaciones,
complicaron tremendamente el desarrollo de la misión.
En el aspecto logístico, la situación no era mejor: las tareas de mantenimiento
constantes a los ya veteranos BMR, la imposibilidad de realizar
explotación local de recursos, dadas las malas condiciones del país, o las
necesarias prevenciones sanitarias en el consumo de agua, hicieron de esta
misión un auténtico reto desde el punto de vista logístico.
Finalmente y tras cumplir con los cometidos asignados, el 21 de julio
de 1997, el GT “Serranía de Ronda”, embarcaba en el puerto de Durres, de
regreso a territorio nacional, a bordo de los buques Aragón, Hernán Cortés
y Pizarro.
Durante los cuatro meses que permanecieron en ZO, el GT contribuyó
a poner los cimientos de la consolidación de la estabilidad y seguridad en
el país, mediante el desarrollo de 560 misiones, y 60 escoltas de convoyes,
65 misiones de seguridad y la distribución de más de 1.500 toneladas de
ayuda humanitaria.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 133-164. ISSN: 0482-5748