66 JUAN IGNACIO SALAFRANCA ÁLVAREZ
Ronda y su serranía reunían las condiciones ideales para el desarrollo
de unos cursos en que tanta importancia se daba a la práctica, pues la
proximidad del campo de tiro de “Las Navetas” facilitaba enormemente las
prácticas de táctica y tiro y la dureza de la sierra rondeña era el marco ideal
para los recorridos topográficos de los alumnos.
Los cursos constaban de una fase de correspondencia de tres meses en
sus respectivos Tercios, bajo la tutoría de un oficial, al final de la cual sufrían
un examen, cuya superación, para los cursos que no implicaban cambio de
categoría (ascenso a capitán y brigada), daba acceso a otra de presente de
otros tres meses en Ronda; para los cursos que suponían el pase de tropa a
suboficial (ascenso a sargento) o de suboficial a oficial (ascenso a teniente),
comenzaba una nueva fase de correspondencia en la misma forma que la
anterior, superada esta segunda fase se incorporaban a la academia. Además
de este sistema, ya de por si exigente, durante las fases de presente debían
superar unas notas mínimas por grupos y otra global, debiendo aprobar en
táctica, topografía y tiro por separado la parte teórica y la práctica.
Figura importante en los cursos eran los tutores, uno por curso en
cada Tercio; ellos resolvían las dudas, velaban por el cumplimiento de los
plazos de remisión de los envíos y, en suma, hacían una auténtica labor de
profesorado cercana y eficaz. Antes del inicio de cada curso, se les reunía en
Ronda con el fin de unificar criterios y para que conocieran a los profesores
y la labor de la academia.
La academia, no cabe duda fue un revulsivo para la escala legionaria,
no todos los miembros de la misma, ni siquiera todos los componentes
de otras escalas destinados en los Tercios supieron valorarlo. Fuera de La
Legión, solo los que conocían su labor pudieron apreciarla, el resto pensó
que, como cosa interna de La Legión, sería un “coladero”. Sin embargo, el
Jefe de Estado Mayor del ejército e Inspector de La Legión consideró digno
de felicitación el trabajo de la academia y lo expreso con el siguiente texto:
«Transcurrido un año desde la creación de la academia de Formación de
Mandos Legionarios, ha quedado patente su eficaz funcionamiento, así como
la importancia de la labor llevada a cabo en dicho centro de enseñanza.
En atención a tan destacadas circunstancias, y en mi calidad de inspector
de la legión, al propio tiempo que felicito a V.E. como principal responsable
de esa actuación, le ruego transmita mi felicitación al director y
personal destinado en aquella academia, que por su competencia y dedicación
han hecho posible el éxito alcanzado, exhortándoles a seguir superándose
en el cumplimiento de su misión por el bien del ejército y de España».
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 66-72. ISSN: 0482-5748