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LA FORMACIÓN DE MANDOS EN LA LEGIÓN 53
Al ser clases de tropa, los sargentos, cabos y legionarios podían ser
depuestos de sus empleos, no siendo raro que algún legionario que hubiera
sufrido esta deposición volviera a recuperar su empleo en la siguiente acción
de guerra.
La escasez de clases obligó a crear empleos como el de soldado de 1ª,
ya existente en el ejército o el de cabo interino, que desempeñaban el mando
correspondiente a cabo. La necesidad de establecer una categoría más
próxima al legionario que los sargentos, aconsejó también crear el empleo
de cabo 1º que, en aquella época, no existía en el resto de unidades y que
tardaría mucho, hasta 1940, en generalizarse para el resto del ejército. Curiosamente,
el distintivo de empleo no fue el que posteriormente ostentarían
los cabos primeros del ejército, un galoncillo de oro o plata según el arma o
cuerpo, sino ese mismo galoncillo de oro añadido encima de los correspondientes
al empleo de cabo. A los ascensos, junto con los descensos y sueldos,
dedica el propio fundador un capítulo de su libro La Legión,5 dedicando otro
a destacar su importancia, afirmando textualmente que «los cabos, sargentos
y suboficiales en La Legión son la médula de ella».6
Durante toda la campaña africana los ascensos continuaron siendo
casi en su totalidad por méritos de guerra, pero todavía en campaña, en
febrero de 1924, se publica un reglamento para el ascenso por méritos de
guerra y en paz del personal de tropa del Tercio de Extranjeros a la categoría
de oficial.7 En este reglamento, además de un tiempo mínimo de servicio
en el cuerpo, ya se contempla un examen ante un tribunal presidido por un
general de brigada, con un coronel de Infantería como vicepresidente, el jefe
del Tercio (en aquella época teniente coronel), dos comandantes, dos capitanes
y un subalterno como vocales, actuando el último como secretario. Este
examen versaba, para el ascenso a alférez, sobre conocimiento del idioma
español, ordenanzas militares, régimen interior de los cuerpos, código de
justicia militar, reglamento táctico hasta compañía inclusive, reglamento de
campaña, reglamento de tiro, redacción de documentos militares y lectura
de planos, considerándose como mérito el conocimiento de árabe vulgar y
chelha. Para el ascenso a teniente, las materias eran las mismas pero contempladas
con mayor amplitud, mientras que para el ascenso a capitán, además
de lo anterior, de lo que se examinaban nuevamente, táctica hasta batallón
inclusive, detall y contabilidad de compañía y fortificación de campaña.
5 MILLÁN-ASTRAY, José: La Legión. V.H. Sanz Calleja Editores. Madrid, 1923.
6 Ibídem.
7 D.O. del Ministerio de la Guerra nº 32 de 8 de febrero de 1924.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 53-72. ISSN: 0482-5748