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LA FORMACIÓN DE MANDOS EN LA LEGIÓN 49
En toda actividad humana existe un incentivo elemental, cual es la
posibilidad de alcanzar dentro de la misma actividad que se desarrolla, cotas
más altas de prestigio y categoría. Esto reviste el peligro de caer en el
conocido como “principio de Peter” o de la “mínima incompetencia”, para
evitarlo, cualquier institución actúa de dos formas complementarias, seleccionando
el personal que debe acceder a los puestos más elevados, por una
parte, y proporcionando al personal seleccionado los conocimientos necesarios
al puesto a ocupar, de otra.
Así, de la misma manera que la promoción intelectual del que, en su
día, no tuvo ocasión o no quiso adquirir los conocimientos necesarios para
acceder a la universidad, contempla otras vías para que lo logre alcanzada
la madurez o, el que obtuvo un determinado título puede alcanzar otro superior,
mediante convalidaciones y enseñanzas suplementarias; parece lógico
que, quien ha servido a la Patria en los empleos de tropa, reuniendo determinadas
condiciones, pueda alcanzar los de suboficial y, quien lo ha hecho
en esta categoría, tenga la oportunidad de demostrar sus conocimientos y
formarse como oficial. De esta forma se une a la experiencia la capacidad
técnica en beneficio de la unidad.
Cuando el 31 de agosto de 1920 se promulga el real decreto2 para llevar
a la práctica el fundacional de 28 de enero de aquel año, se señalan unas
plantillas de jefes, oficiales, asimilados, tropa y contratados.3 Hay que tener
en cuenta que en aquel momento las clases de tropa estaban constituidas por
suboficiales (era empleo y no categoría), sargentos, cabos y soldados. No
nos ocuparemos de los oficiales, por proceder, bien de la academia de Infantería,
bien de la escala de reserva retribuida, que encuadraba a los procedentes
de tropa y, por lo tanto, su formación era anterior a su destino al Tercio.
En cuanto a los suboficiales, sargentos y cabos, la regla 12ª del reglamento
señalaba textualmente:
«En el período de organización de la primera Bandera, el cincuenta por
ciento de los suboficiales, sargentos y cabos que figuran en las plantillas de
la misma y Plana Mayor del Tercio, procederán de los cuerpos de infantería
del ejército y las restantes vacantes se cubrirán con individuos del Tercio
que reúnan las debidas condiciones».
El estar previstas vacantes para una sola Bandera, el éxito inicial de
la recluta, que excedió con mucho las previsiones de los organizadores, en
número que excedía a lo necesario de una sola Bandera (antes de la fecha
2 D.O. del Ministerio de la Guerra nº 195 de 1 de septiembre de 1920.
3 D.O. del Ministerio de la Guerra nº 199 de 4 de septiembre de 1920.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 49-72. ISSN: 0482-5748