![](./pubData/source/images/pages/page40.jpg)
38 BENITO TAULER CID
En cuanto a los batallones de cazadores, que se siguieron empleando
permanentemente en Marruecos con carácter de unidad de guarnición, realmente
no presentaban, en cuanto a instrucción y equipo, diferencias apreciables
con sus hermanos de línea, pero sí las mismas carencias de ganado y
material. Contaban con cuatro compañías orgánicas de fusiles y una unidad/
sección de ametralladoras, teniendo por tanto que organizar una compañía
“provisional o de posición” con 20 hombres de cada compañía orgánica
(1914), a fin de poder atender los cometidos de unidad de guarnición de las
posiciones y formar en las columnas.
Una vez, que los batallones de cazadores pasaron a ser permanentes
en las comandancias, la antigua organización en brigadas mixtas con apoyos
adscritos desapareció, con lo cual su grado de adiestramiento con unidades
de artillería y zapadores estaba a la altura de las unidades de línea, quedando
como diferencia cierta “vitola” de unidades de élite, pero sin diferencia
alguna real con los regimientos africanos.
Con todo esto, la sensibilidad nacional de reducir el número de bajas,
el desgaste excesivo en las unidades indígenas no creadas específicamente
para el combate regular y los sucesos sociales que volvieron a acaecer en
partes de España en 1919, con la necesidad sentida por “la Autoridad” de
disponer de unidades de solvencia que fueran capaces por su adiestramiento
y disciplina de emplear la fuerza necesaria,45 fueron los tres elementos decisivos
para allanar rápidamente, en el mismo 1919, las dificultades para la
creación de la unidad europea de voluntarios, que se necesitaba en España.
Además, la finalización de la Gran Guerra hacia factible la existencia
de bolsas de personal extranjero instruido en Europa y, por otra parte,
habiendo terminado el conflicto, ya no había pegas de que las diferentes
nacionalidades, enfrentadas entre sí, llevaran sus conflictos a las filas de la
unidad que los englobaba. Se consideraba que el personal extranjero ahorraría,
inicialmente, personal nacional.
A todo lo anterior, y era fundamental, había que sumar la existencia
de cuadros de mando con prestigio y experiencia en el mando de indígenas
y/o de unidades de abolengo africano y que habían estudiado las unidades
de voluntarios de los países de nuestro entorno. Sus ideas ya difundidas
empezaron a ser adecuadamente recibidas por las autoridades políticas, enfatizando
que los oficiales españoles eran capaces de obtener al menos los
mismos resultados que los franceses con su Legión Extranjera.
45 Esto sólo llegaría con la organización de los “Guardias de Asalto”, por el teniente coronel
Muñoz Grandes, que contaron con muchos oficiales formados en las filas del Tercio y
Regulares, y en sus filas de tropa con hombres que habían prestado el servicio en África.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 38-46. ISSN: 0482-5748