142 ANTONIO RUIZ BENÍTEZ
El 11 de marzo de 2004, nuestra Patria fue golpeada por la garra cruel
del terrorismo yihadista, cuando un comando islamista provocó la explosión
de diferentes artefactos explosivos a bordo de trenes de cercanías en diferentes
estaciones de Madrid y alrededores. Dos días después se producen
elecciones generales en España, resultando ganador el PSOE y siendo elegido
presidente el Sr. Zapatero, anunciando la retirada de las tropas españolas
destacadas en Iraq.
El tercer contingente de relevo estaba en esas fechas finalizando su
periodo de preparación y el día 6 de marzo salen oficialmente los primeros
efectivos, vía Kuwait hacia la ZO. Nuevamente La Legión se vuelve a
encontrar con su sino. El tercer contingente le vuelve a corresponder a las
unidades legionarias. En esta ocasión se le otorga el mando de la Brigada
al general Muñoz Muñoz, que en ese momento ostentaba ya el mando de la
BRILEG. El GT se constituye en base a la X Bandera Millán-Astray, correspondiéndole
su mando al teniente coronel Álvarez Gaumé. Apenas con
unos días de despliegue sobre el terreno, comienzan los primeros ataques y
emboscadas contra las compañías del GT.
El día 18 de abril, el gobierno de la nación acordó la retirada de las
tropas españolas en Irak, pasando la Brigada Plus Ultra III a transformarse
en el Contingente Nacional Para el Repliegue (CONAPRE).
La situación en la que se debía realizar la operación era muy complicada;
la insurgencia conocía a través de la prensa internacional la orden de repliegue
del contingente español, lo que restaba mucha iniciativa a la hora de planear y
conducir las operaciones; los movimientos deberían realizarse a través de rutas
enormemente largas y plagadas de minas y artefactos explosivos improvisados
(IED), a lo largo de las cuales, la insurgencia montaba numerosas emboscadas.
Además, este repliegue debería simultanearse con el mantenimiento de las necesarias
capacidades operativas para hacer frente a los constantes hostigamientos
del enemigo sobre las bases y patrullas del contingente. Frente a esto, lejos de
adoptar una actitud pasiva, se optó por lo contrario, montando operaciones nocturnas
en base a patrullas exteriores con el cometido de impedir o neutralizar los
ataques nocturnos a las bases desarrolladas por la insurgencia mediante morteros,
armas contra carro y ametralladoras.
Con este panorama, los legionarios se aprestaron a preparar una operación
de repliegue, ya complicada de por sí, simultaneando las misiones
tácticas con las logísticas dirigidas éstas a la preparación del armamento,
munición, material y equipo para su embarque en los vehículos del contingente
y su traslado a territorio nacional. Únicamente una unidad con los
fundamentos morales que le da su código de conducta, el credo legionario,
es capaz de cumplir una tarea tan peligrosa e ingrata como la que en aquel
momento se encomendó a los legionarios de la Brigada Plus Ultra.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 142-164. ISSN: 0482-5748