198 JESÚS MARTÍNEZ DE MERLO
De esta manera el grupo disponía de unos medios más potentes que
los que tuvo en el Sáhara y en Fuerteventura, De haber comenzado en este
año las misiones internacionales muy probablemente el grupo hubiera sido
sin duda la mejor unidad para encuadrar un escuadrón en las futuras Agrupaciones
Tácticas expedicionarias y hubiera tenido el futuro asegurado. Sin
embargo en 1986 las cosas no se veían igual. Por una parte el futuro de La
Legión todavía era incierto y por otra se seguía pensando en una fuerza de
proyección inmediata muy ligera. No se preveían misiones de verificación o
de imposición de la paz en territorios más o menos hostiles.
Fueron años de cierta incomprensión entre todas las Instituciones implicadas;
el Estado Mayor del Ejército, el Arma de Caballería y La Legión.
Estaban por entonces de moda las denominadas Fuerzas de Intervención
Rápidas, en las que unidades ligeras se infiltrarían en retaguardias enemigas
a bordo de helicópteros y en las que en principio no cabían las fuerzas
dotadas con medios blindados. Y medios blindados se proporcionaron al
Grupo Reyes Católicos. Más aún; estaba la pretensión de dotar al grupo con
un escuadrón de carros de combate M-41 que estaban en Segovia en pleno
proceso de renovación y acondicionamiento. Desde 1984 los casi 180 M-41
llenaban los patios de Segovia sin saberse muy bien lo que iba a suceder con
ellos, existiendo varios proyectos, entre ellos dotarlos de un lanzador doble
de misiles Tow. Este autor en una visita a la Base sobre 1988 y observando
en la cadena de montaje el acondicionamiento de una veintena de M-41 con
la misma configuración que ya tenían, preguntó con extrañeza cual iba a ser
su destino y se le respondió que estaban destinados al grupo de caballería del
Tercio. Si eso es así o fue una especulación no podemos confirmarlo.
Por todas estas razones el Grupo del 4º Tercio no casaba ni con el
concepto de fuerzas ligeras, ni con el concepto de caballería ligera y pocos
adivinaban en el horizonte las nuevas misiones en las que se iba a implicar
el Ejército español. En estas misiones serían precisas fuerzas con el menor
reemplazo posible por cuestiones de otra índole. Esta fuerza, legionaria o
paracaidista por su voluntariado, no estaba dotada más que de vehículos
ligeros sin capacidad de protección al viejo estilo de 1965, y nadie adivinaba
que la fuerza tendría que ser "blindada". Al no saberse todas estas cuestiones
y seguir pensando en fuerzas muy ligeras de proyección, a juicio de muchos,
sobraba una unidad de caballería blindada en las fuerzas de intervención
rápida. En 1988 se ordenó la desactivación del Grupo y el 30 de junio se
realizó su última formación bajo el mando del teniente coronel D. Lorenzo
Alonso Vicente y la entrega de su guión al museo legionario. Los mandos
fueron pidiendo destino y el último día de diciembre, los que no lo habían
conseguido quedaron todos disponibles.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2020, pp. 198-216. ISSN: 0482-5748